El proceso de creación de un producto industrial queda lejos de procedimientos artísticos o inspiradores. El diseñador industrial conjuga una componente creativa con una técnica, en la que el resultado no debe ser una obra de arte si no un producto susceptible de ser producido industrialmente. Si bien es cierto que el hecho de equipar el entorno es un factor clave en la cultura de una sociedad, el valor y objetivo del diseño industrial es el de ser una herramienta económica y cultural, aportando valor a las empresas que confían en él.
El diseñador industrial debe crear objetos honestos, resistentes, duraderos, respetuosos con el medio ambiente, sencillos, innovadores y bellos. No en vano Dieter Rams – jefe de diseño de la alemana Braun y padre del diseño contemporáneo – dicta su particular decálogo de la práctica del buen diseño.
Rams explica su visión y aproximación al diseño mediante su frase en alemán: «Weniger, aber besser» que traducida al español sería «Menos, pero con mejor ejecución».
Decálogo de la práctica del buen diseño:
- Innovador: todo objeto debe ser innovador con respecto a lo que ya existe. Para Rams es improbable agotar las posibilidades en innovación de diseño puesto que continuamente se ofrecen nuevas oportunidades debido al desarrollo tecnológico.
- Utilidad del producto: el objetivo principal de un producto debe ser su utilidad. Para cualquier diseñador lo primordial tiene que ser la practicidad del objeto en cuestión y en un segundo plano tener en cuenta criterios de carácter psicológico y estético. Por tanto, para Rams es primordial la utilidad frente a la estética.
- Estética: un buen diseño no tiene por qué carecer de belleza. Dentro de la calidad de un producto y de su utilidad tiene que haber cabida para la estética que afecta, de forma indirecta, a las personas y su bienestar.
- Comprensible: el diseño debe simplificar la estructura del producto y debe ser lo más intuitivo posible para el usuario final.
- Discreto: a diferencia de otros diseñadores, Rams prefiere la discreción, la neutralidad y la sobriedad en los productos. Para él, el producto no debe confundirse con una obra de arte ni con la decoración de un espacio, su función final no es que el producto goce de identidad, sino que cumpla la función para la que ha sido diseñado y creado.
- Honesto: un diseño honesto no trata de engañar o manipular al consumidor mediante promesas de una utilidad que sea inexistente o que vaya más allá de su realidad física.
- Valor anacrónicamente duradero: las modas son inherentes y pasajeras. Un buen producto debe tener un diseño atemporal que satisfaga el consumo de tendencias que favorecen a los productos desechables frente a los perdurables.
- Cuidar el detalle: Cualquier buen diseño debe ser cuidado y exhaustivo. Para Rams es necesaria una precisión en cada detalle, no dejar nada al azar porque considera que cada error es una falta de respeto delo diseñador para con sus consumidores.
- Respetar el medio ambiente: Para el diseñador todo diseño debe contribuir a preservar el medioambiente, la conservación de los recursos y reducir al mínimo la contaminación.
- Mínima expresión: El diseñador aboga por el “menos es más” y recomienda su propia versión de la expresión: “menos, pero con mejor ejecución”. Para Rams lo ideal es diseñar productos de mayor pureza y simplicidad.
El proceso de diseño arranca por un adecuado estudio del contexto social y de mercado en el que va a habitar el futuro producto. Un estudio de la tecnología disponible para su futura producción. Un proceso de toma de decisiones que van añadiendo o eliminando atributos al caso en particular a través de su verificación mediante herramientas manuales como el dibujo, digitales como el software 3D o incluso físicas mediante maquetas o prototipos.
El resultado es una conclusión compleja de las distintas soluciones planteadas que aúna cuestiones psicológicas, sociales, estéticas, productivas y de mercado.
Los estudiantes de segundo curso del Grado en Diseño Industrial y Desarrollo de Producto de nuestra universidad han realizado el re-diseño del exitoso exprimidor de la firma Braun, diseñado por Dieter Rams y Gabriel Lluelles. El exprimidor de cítricos CITROMATIC MPZ-2 fue diseñado bajo los 10 principios fundamentales del Diseño Industrial que el propio Dieter había estipulado. Llegó a ser premiado con el premio Delta al Diseño en 1970. El producto final lleva más de 40 años en el mercado.