La vida en Berlín

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Desde Berlín nos cuenta su experiencia como alumno Erasmus Ignacio Madrona, conocido por muchos de sus compañeros como «Chino»:

 

«Ayer por la noche entraba con una amiga en un portal desconocido para visitar a alguien. Al entrar, mi amiga me dijo que era la primera persona que veía bajar el volumen de voz al entrar en una casa. Sonreí y continuamos hablando. Mientras, al subir las escaleras, me acordé de algo por lo que somos conocidos los españoles: somos ruidosos y hablamos muy alto. Bien, algo he aprendido.

  • ¿Encadeno la bici?
  • No, tranquilo, aquí no hay problema.
  • Es verdad, pienso para mi, se me había olvidado que aquí a la gente no le gusta mucho coger las cosas que no son suyas. Bien, algo que tenemos que aprender.

Después volví a mi casa en bici, sí, hacía -12 grados pero a nadie parece importarle mucho así que a mi tampoco. Estoy en Alemania, ¿no? pues habrá que ser Alemán.

Paso por el puente que cruza por el canal helado por donde al mediodía había visto a gente patinar, me incorporo al carril bici. No voy sólo, me acompañan por el camino varios ciclistas a los que tampoco parece importarles el frío. Casi voy a la misma velocidad que el tranvía que pasa por encima de mi cabeza; a ver si llego antes que él a la siguiente parada. Hay hielo en el carril bici, los bares están repletos de gente, algunos se tiran bolas de nieve a la cara, llego a casa y mi compañera de piso me ha hecho la cena. Qué bien que estoy en Berlín.

Cuando llegué aquí en octubre vinieron a recogerme al aeropuerto. Ser «amigo erasmus» en la universidad tenía que tener algo bueno. Resulta que Rike, a quien acogí en mi casa en Valencia, estaba en Berlín. Así que ya tenía casa.

Ahora tenía que encontrar trabajo; había señalado algunas citas. Era complicado desde España concretar nada, por lo que pensé que en persona nos entenderíamos mejor. Al día siguiente tuve que ponerme manos a la obra, mi jefa había aceptado el contrato de prácticas hasta el año siguiente. Así que ya tenía trabajo.

Ahora sólo tenía que aprender Alemán. En la Volkshochschule, o llegas el primero el día de horario de atención o la cola da vueltas a los pasillos del viejo edificio estilo Harry Potter. Al parecer es un poco tarde y los cursos están llenos. Una persona que también esperaba tenía que marcharse y me deja su número, ahora soy el siguiente.

Hago el test de acceso y en mi nivel hay plaza. Así que ya tenía escuela.

Ahora sólo me falta seguir disfrutando de Berlin y aprender lo máximo que pueda.

El invierno aquí me ha tratado bien pero eso no hace que me olvide de mi querida tierra. Todo esto es para devolverte algún día lo que tu y vosotros me habéis enseñado.

No sé si la suerte existe, pero si uno la busca la encuentra. Claro, que no va a estar esperando.

Gracias a la universidad CEU Cardenal Herrera, a The Coup Berlin y a todos por concederme este deseo. Sin vuestra ayuda no estaría aquí.

Saludos y mucho ánimo a todos los estudiantes de la UNI para buscar más allá. A tener valor de hacer lo que se quiere y de esforzarse en conseguirlo. Querer es poder.

 

Saludos,

Ignacio Madrona Badías (Chino)»

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