Edith Cavell:  Todo ser humano merece ser cuidado

Edith Cavell (1865-1915) mujer británica de alta cuna, precursora de la enfermería moderna y defensora del papel de la mujer en el mundo laboral, nació en una localidad inglesa situada en el condado de Norfolk. Hija de pastor anglicano, educada en la convicción de ayudar siempre a los necesitados, desarrolló sus funciones de institutriz en Inglaterra, Austria y Bélgica, país con el que tuvo una relación muy especial, con el objetivo de ayudar siempre a los demás.

En los países donde trabajaba, visitaba hospitales donde atendían a los pacientes de forma gratuita.

Estudió enfermería en el Hospital de Londres. Fue alumna de Eva Charlotte Ellis Luckes, discípula de Florence Nightingale y considerada una de las mejores matronas de la ciudad.

Imagen tomada de theworldnews.net

Desde 1907 desarrolló su carrera profesional en Bélgica , trabajando en varios hospitales, gracias a su laboriosidad y diligencia, tenía tiempo de impartir docencia en varias escuelas de Enfermería. Debido a su gran profesionalidad, fue contratada por Antoine Depage, cirujano del Rey Alberto de Bélgica y presidente de la Cruz Roja ejerciendo como enfermera jefa del Instituto Berkendael. Mas tarde, Depage la nombró directora de la primera escuela de enfermería de Bélgica.

A lo largo de su carrera profesional, Edith Cavell, puso grandes esfuerzos en elevar la profesión de enfermería con su reputación y forma de trabajar como enfermera estricta y exigente.

Imagen tomada de Edith Cavell – Wikipedia, la enciclopedia libre

En 1910 editó la revista L’infirmière,  donde el sector enfermero compartía conocimientos y se documentaba las buenas prácticas de enfermería.

En 1914, estando Edith visitando a su madre en Inglaterra, estalló la primera guerra mundial, situación que la obligó a volver a Bélgica para hacerse cargo de sus obligaciones como enfermera en el Instituto Berkendael. Se dice que el Servicio de Inteligencia Secreto Británico la reclutó para que ejerciese como espía, afirmación que nunca fue confirmada por Edith Cavell.

De lo que si se tiene la certeza que ocurrió fue la fidelidad de esta gran enfermera a su vocación y profesionalidad.

Trabajó sin descanso en el Instituto Berkendael, instituto que se convirtió en un hospital de la Cruz Roja. Atendió a soldados heridos del frente sin distinguir si eran aliados o alemanes, no le importaba el bando ni la nacionalidad, todos los que caían en manos de esta enfermera eran cuidados. No podía parar mientras hubiese vidas para salvar.

Ayudó a los heridos aliados a salvar su vida, colaborando con una organización clandestina que organizaba la huida de los heridos a países neutrales. Los alemanes que sospechaban de Edith, encargaron a una comadrona que le espiara y fue descubierta.

Arrestada por los alemanes, estuvo dos meses en la prisión de Saint Giles, fue juzgada y condenada a muerte. La ejecutaron el 11 de octubre de 1915. Antes de la ejecución le visitó un sacerdote anglicano al que la enfermera con gran entereza le dijo «El patriotismo no es suficiente y no debo tener odio ni amargura hacia nadie. He visto la muerte tan a menudo que no es algo extraño ni temeroso para mí”  

Imagen tomada de Europa Blog

!Qué gran ejemplo de mujer y profesional de enfermería !

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