La Fundación Nacional de la Esquizofrenia declaró el 24 de mayo Día Mundial de la Esquizofrenia en honor al Dr. Philippe Pinel, médico francés que defendió la humanización del trato que se daba entonces a las personas con enfermedades mentales graves como la esquizofrenia. Pinel, como primera medida para un trato más humano, pretendía eliminar las cadenas de sujeción utilizadas para inmovilizarlos, por lo que destacó por ser una clave importante en los esfuerzos para proporcionar atención humanitaria a los enfermos mentales.
La esquizofrenia es un trastorno mental caracterizado por la existencia de pérdida de contacto con la realidad (psicosis), alucinaciones, falsas creencias firmemente sostenidas (delirios), alteraciones del pensamiento y de la conducta, reducción en la expresión emocional, disminución de la motivación, deterioro de la función mental (cognición) y problemas para desenvolverse en la vida de cada día, incluyendo el deterioro en el trabajo, las relaciones sociales y el cuidado de uno mismo.
El deterioro cognitivo también es característico de estos pacientes y parece estar relacionado con los síntomas negativos, lo que convierte a esta enfermedad en una de las principales causas de discapacidad, con graves consecuencias psicosociales para los pacientes y sus familias.
Las personas con diagnóstico de esquizofrenia, presentan una comorbilidad importante, suma de otras patologías derivadas del consumo de psicofármacos, sintomatología negativa y el estilo de vida, teniendo una esperanza de vida de 15 a 20 años por debajo de la media respecto a la población sin dicha patología. Esta brecha de mortalidad se debe principalmente a la enfermedad cardiovascular (ECV) prematura que desarrollan estos pacientes.
Los factores genéticos, el tratamiento con fármacos antipsicóticos, sus efectos secundarios, y un estilo de vida poco saludable (p.ej.: bajos niveles de actividad física, inhibición psicomotora etc.) contribuyen a este perfil de alto riesgo y juegan un papel destacado en este aumento de la mortalidad.
Estos pacientes tienden a tener una condición (fitness) cardiorrespiratoria baja, lo que ha sido reconocido como un predictor fuerte e independiente de ECV y mortalidad (por todas las causas) en la población general. Una actividad física baja, puede exacerbar los síntomas de depresión, baja autoestima y afectar al funcionamiento psicosocial, lo que da lugar a una menor calidad de vida relacionada con la salud.
Estudios científicos concluyen que las intervenciones con ejercicio físico previenen las enfermedades cardiovasculares, alivian el deterioro cognitivo y mejoran los síntomas clínicos, la depresión y la calidad de vida relacionada con la salud en personas con esquizofrenia.
El tratamiento integral de las personas con esquizofrenia debe contar con la colaboración del conjunto de los profesionales y de los dispositivos de la red, en tanto que su objetivo fundamental es facilitar la integración del individuo afectado por la enfermedad a su entorno natural. Vemos necesaria, por tanto, la prescripción de ejercicio físico para mejorar los síntomas de la esquizofrenia y ayudar así a prevenir las enfermedades asociadas a ella.
Investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera en colaboración con otras instituciones públicas y privadas, hemos llevado a cabo un estudio multicéntrico con pacientes diagnosticados de esquizofrenia. El propósito de este estudio fue comparar los efectos de tres programas de ejercicio físico diferentes sobre la sintomatología de los pacientes, la composición corporal, la actividad física, el estado físico y la calidad de vida de individuos con esquizofrenia.
Nuestros resultados en 16 semanas, mostraron mejoras importantes en los grupos pertenecientes a los tres programas de ejercicio físico a los que se les había asignado. No obstante, todas las mejoras que se produjeron tras los programas de ejercicio físico, habían desaparecido a los 10 meses.
Concluimos que 3 sesiones semanales de un programa de ejercicio progresivo de moderado a vigoroso durante 16 semanas mejoraron la sintomatología de los individuos con esquizofrenia. Sin embargo, los efectos habían disminuido a los niveles de referencia a los 10 meses de seguimiento, lo que sugiere que las intervenciones de ejercicio deben mantenerse en el tiempo.