«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser…» y demás cosas increíbles había visto el replicante Roy Batty en la conocidísima película «Blade Runner» de Ridley Scott. En el cine, yo también he visto cosas que nadie creería, historias de amor que sobrepasan las leyes de la física, destrucciones varias de la tierra (terremotos, tsunamis, heladas, tornados…), pero lo más increíble de todo, fue ver a un dentista extraerse un incisivo a sí mismo.
No olvidaré el escalofrío que sentí cuando el actor Ed Helms interpretando a un dentista llamado Stu Price, en plena vorágine de la celebración de una despedida de soltero en la película «Resacón en las Vegas», se reta a sí mismo extrayéndose dicha pieza. Pensé que ya lo había visto todo en esta vida.
La pérdida de una pieza dental perteneciente al sector anterior puede ser un auténtico quebradero de cabeza para su posterior rehabilitación. La incertidumbre del «cómo quedará» cuando los odontólogos nos enfrentamos a estos casos es cuanto menos inevitable.
Desde el Máster de Implantología de la Universidad Cardenal Herrera, trabajamos a diario desde hace años para rehabilitar estos casos. Cuando evaluamos mediante la herramienta SAC (Sencillo-Avanzado-Complejo) del grupo ITI, los pacientes con una línea de sonrisa alta, con un biotipo gingival fino son evaluados como casos complejos con un alto riesgo de complicaciones.
Por ello, cuando nos enfrentamos a un diente que pertenece al sector estético, el cual ha sido valorado como no restaurable, ponemos en marcha un protocolo de evaluación (fotografías, modelos, diagnóstico radiográfico, salud oral y general del paciente…) para poder contar con todas las herramientas posibles. En caso que el resultado de la evaluación sea favorable, intentamos que en un sólo acto quirúrgico, el paciente salga de la Clínica Universitaria con el implante colocado y un diente provisional atornillado al mismo, no solo para una mayor satisfacción estética por parte del paciente, sino para obtener un mejor resultado estético manteniendo una estabilidad de tejidos.
Para determinar de la manera más objetiva posible el resultado final utilizamos índices como el PES (Pink Esthetic Score) descrito por R. Fürhauser y su equipo en el año 2005, en el que se puede cuantificar mediante el sumatorio de unos valores (como la posición de las papilas, el margen gingival, el contorno gingival, su color y textura) el resultado final de nuestro trabajo. Aún así, nuestra mayor recompensa es la satisfacción por parte del paciente.
Volviendo a la película ,he de comentar que el actor Ed Helms jugó con ventaja. No se extrajo ningún diente, sino que presentaba una agenesia de su incisivo lateral superior, por lo que cuando se hizo adulto se colocó un implante. Así que fue tan simple como acudir a su dentista y desatornillar su corona. Otro ejemplo más de cómo la odontología también forma parte de la magia del cine.
http://www.sensacine.com/noticias/cine/noticia-18536876/
http://www.iti.org/SAC-Assessment-Tool
Fürhauser R, Florescu D, Benesch T, Haas R, Mailath G, Watzek G. Evaluation of soft tissue around single-tooth implant crowns – the Pink Esthetic Score. Clin Oral Impl Res 2005;16:639–644