ENFERMERÍA PARA NUESTROS MAYORES

Nuestros alumnos de tercero del grado de enfermería, David Rodríguez, Samuel Sesma, Juan Giménez, Nadia Miranda, Miriam Peñalver, Candela Murillo y María Becerra. nos cuentan su experiencia de las prácticas realizadas en el centro sociosanitario de Nuestra Señora del Carmen

“¡Está sordo, es muy mayor!”

“Hazle lo que quieras, si no te entiende.”

“Ha vivido mucho, ya le toca morirse.”

En una sociedad envejecida, en la que hay una gran cantidad de tópicos, nosotros, estudiantes de tercer curso del grado de enfermería de la Universidad CEU Cardenal Herrera, queremos haceros reflexionar acerca de las personas mayores y contaros nuestra experiencia como estudiantes de enfermería en prácticas en una residencia.

El centro sociosanitario de Nuestra Señora del Carmen, no se trata de una residencia de ancianos como otra cualquiera. Desde la primera hasta la última persona que allí trabaja, tiene algo especial.

Las enfermeras, con su manera de proteger a los residentes, porque ser enfermero no solo es curar, si no saber lo que necesita cada residente en cada momento.

Nadia Miranda, alumna de tercero del grado de enfermería, impartiendo dinámicas a los mayores

Las auxiliares, con su empatía y su conocimiento sobre la vida de los residentes, haciendo que se sientan como en casa, y permitiendo que cada uno conserve la identidad que ha tenido siempre.

El equipo de fisioterapia y terapia ocupacional, gracias a ellos, Araceli puede seguir dándose paseos por el pasillo, Carmen puede seguir comiendo sola y Elena puede hacerse la cama todos los días.

El equipo de limpieza y cocina, haciendo que la residencia sea un lugar afable y acogedor.

Todos ellos y los que no he nombrado, hacen que la residencia sea un HOGAR.

Desde el primer día de nuestras prácticas en la residencia, nos lanzamos de lleno a conocer a los residentes, estableciendo vínculos con ellos rápidamente. Esta experiencia ha supuesto para todos nosotros un gran desafío emocional al presenciar el deterioro cognitivo o de salud de muchos de los residentes y lidiar con situaciones complicadas como el final de vida de algunos de ellos.

Juan y David paseando con un residente del centro sociosanitario Nuestra Señora del Carmen

Pero no todo es triste, cada una de estas personas tiene una historia, y sí, está muy bien curarlos, darles la medicación, pincharles la insulina… Pero a lo que más nos hemos dedicado durante estos 2 meses es a conocerlos. A conocer cada una de sus historias, cada una de sus vidas. Hemos disfrutado sus “batallitas” como si se tratasen de las nuestras.

Llegar al control de enfermería, coger esos colirios e inhaladores y escuchar por el pasillo: ¡Guapo! ¡Bonica! ¡Qué alegría dais la gente joven! Solo por eso, merece la pena levantarse a las 7 de la mañana.

En este poco tiempo, hemos sido capaces de desarrollar algo muy especial con ellos, estamos tremendamente orgullosos de poder decir que somos parte de esta gran familia que tienen y esto para nosotros es lo que significa ser buenos enfermeros.

Y por último, haciendo referencia a esas frases del inicio.

Las personas mayores no son sordas, tontas, ni se quieren morir.

Las personas mayores son fuentes de sabiduría, de relatos que ninguno de nosotros vamos a vivir y sobre todo, son alegría.

Hagamos sus últimos años más llevaderos y tratémosles como ellos han tratado a sus hijos y nietos, con mucho amor.

Y recordad, hay pocas cosas inevitables, pero una de ellas es hacerse mayor.

1 COMENTARIO

  1. Desde la Residencia Nstra Sra del Carmen es todo un privilegio tener, entre nosotros a estos futuros enfermeros con la calidad humana y profesional que demuestran. Acaban sus practicas donde quizás, hemos podido contribuir, a que conozcan lo que de verdad, puede llegar a ser una Residencia: un Hogar. Se llevan mucho de nosotros y también nos dejan mucho de ellos. Gracias de parte de todo el equipo y de todas las personas mayores que aquí viven y que cuidamos, hasta el último minuto de su vida.

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