CRISPR: la futura esperanza de las enfermedades

CRISPR  (en inglés: Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats) es una técnica de edición genética basada en las proteínas Cas que actúan cortando el ADN siempre que se les proporcione un ARN de reconocimiento adecuado. Como el ARN se puede sintetizar en el laboratorio, las posibilidades de edición son infinitas.

Los frutos de las investigaciones de Francisco Juan Martínez Mojica (Elche, 1963) contribuyeron a describir las secuencias repetidas CRISPR y su papel en los mecanismos de inmunidad en microorganismos procariotas. Este científico descubrió que en el ADN bacteriano había unas zonas concretas en las cuales unas secuencias de nucleótidos se repetían y entre ellas había fragmentos de ADN vírico resultante de la supervivencia de una infección previa.

Basándose en este descubrimiento las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna, obtuvieron el nobel de química en el año 2020, por el descubrimiento de esta herramienta de la tecnología genética: las tijeras genéticas CRISPR/Cas9.

Podemos imaginar que utilizan la opción del ordenador de cortar y pegar, ya que cortan parte de la cadena de ADN formando una nueva secuencia que permitirá la modificación selectiva de la expresión génica, lo que también los convierte en reactivos terapéuticos atractivos para combatir diferentes enfermedades como la infección por VIH y otras enfermedades infecciosas, el cáncer, la amaurosis congénita de Leber, la leucemia aguda, la amiloidosis… donde la terapia con CRISPR, ha empezado a mejorar los síntomas. Parece que esta tijera revolucionaria vaya enfocada a reescribir nuestros genes, convirtiéndose en la esperanza de curación de diversas enfermedades.

De hecho, varias personas con diferentes enfermedades se han presentado como voluntarios para someterse a tratamientos experimentales con CRISPR.

Pero no sólo se puede aplicar en el ámbito de la salud, también en el ámbito de la agricultura y la ganadería donde permitiría la edición de animales y plantas para consumo humano, lo que plantearía cuestiones de justicia distributiva, de regulación de los organismos modificados y respecto al mantenimiento de la biodiversidad actual.

Aunque la adaptación del sistema CRISPR como herramienta de edición genética ha supuesto una revolución en muchos campos de aplicación, es necesario reflexionar sobre el hecho de que algunas de estas aplicaciones plantean cuestiones éticas objetivas: la capacidad sin precedentes de alterar la línea germinal humana, es decir, modificar el genoma de gametos y embriones. Los riesgos asociados a estas modificaciones son impredecibles, lo cual se agrava aún más por el hecho de que los cambios serán heredados de una generación a otra. Además, esto abre la posibilidad de utilizar CRISPR en la línea germinal no solo para prevenir enfermedades hereditarias, sino también para potenciar nuestras habilidades (transhumanismo y posthumanismo) o seleccionar los rasgos de futuros bebés (bebés diseñados).

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