Populismo y Crisis del Estado de Derecho en Europa

Susana Sanz Caballero ha sido invitada a Chile para participar en las conferencias organizadas por la Universidad de Concepción a través del Proyecto Jean Monnet de la Unión Europea «Impactos, riesgos y oportunidades del populismo en América Latina»

Nuestra compañera Susana Sanz ha visitado Chile para participar en las conferencias organizadas por la Universidad de Concepción a través del Proyecto Jean Monnet de la Unión Europea «Impactos, riesgos y oportunidades del populismo en América Latina», cuya responsable es la Dra. Paulina Astroza Suárez. Se han celebrado sesiones tanto en Concepción como en Santiago de Chile.

En sus intervenciones, Sanz ha dado una definición de «populismo» y de «Estado de Derecho» tal y como estos conceptos se entienden en Europa y ha señalado la vinculación directa que hay entre ambos conceptos (a mayor populismo, mayor declive del Estado de Derecho). También ha mostrado cómo las estructuras y mecanismos de la Unión Europea están resultando poco adecuados para contrarrestar esta grave crisis de valores que el populismo ha producido en Europa así como las razones de que esto sea así (especialmente, la idea de que la democracia siempre se consolida y nunca sufre retrocesos).

A continuación, el resumen de su participación:

En su introducción, la Dra. Sanz ha señalado que hace dos décadas era impensable hablar de populismo en Europa, aunque más que impensable era innecesario por inexistente. Ello se debe a que el viejo continente contaba con un paraguas protector, una burbuja llamada UE, que le permitía gozar de una estabilidad, una centralidad institucional y una homogeneidad políticas.

El mundo en Europa era previsible. Veíamos el surgimiento de populismos en otras partes del mundo y nos sentíamos no ajenos, porque nos afectaba, pero sí inmunes. Sin embargo, el primer cambio en esta ecuación fue el surgimiento en 2000 del Partido Liberal austriaco, de discurso xenófobo.

En este sentido, Sanz ha reflexionado sobre la situación, «algo nos debería haber indicado que el equipamiento de la UE para enfrentarse a este tipo de amenazas era deficiente, que los mecanismos disponibles para contrarrestar esta situación eran precarios, porque la UE en aquella época, la del Tratado de Ámsterdam de 1997, no contó con instrumentos para resolver el problema que planteó este primer partido populista y antisistema.»

La UE contaba con un mecanismo para quien hubiera incumplido los principios comunes, pero no para quien estuviera en riesgo de hacerlo. Ante la falta de mecanismos propios, la UE «subcontrató» el arreglo del problema y externalizó la solución solicitando ayuda al Consejo de Europa. Así que hasta que éste no certificó que no había riesgo para la democracia y que a pesar de las declaraciones de su populista líder ese gobierno no resultaba peligroso para el Estado de Derecho, la UE no normalizó sus relaciones con Austria.

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De acuerdo con Susana Sanz resulta curioso que con este antecedente tan cercano no se prestara suficiente atención a la llegada a la jefatura del Estado húngara de Victor Orbán en 2010. Tardó en percibirse la seriedad de esta amenaza porque, de hecho, Hungría había sido uno de los países que más rápidamente había abrazado los principios democráticos y desmanteló el régimen comunista

El problema para aplicar el art. 7 TUE a Polonia y a Hungría -donde el populismo nacionalista ha alcanzado el gobierno y está dinamitando las instituciones del Estado de Derecho- consiste en que, aunque tras 2009 por fin contamos con un mecanismo para sancionar no solamente al Estado que incumple los valores (ahora recogidos en el art. 2 TUE) sino también a quienes estén en riesgo de incumplirlos, sigue exigiéndose la unanimidad de los miembros para activar el mecanismo sancionatorio.

Tras la introducción, la ponente ha definido ambos conceptos, «populismo» y «Estado de Derecho», para posteriormente relacionarlos entre sí.

1. Populismo

En primer lugar, ha criticado el abuso del uso de este término, dado que cualquier tendencia o persona con la que no estemos de acuerdo es tildada de populista. Los rasgos del populismo son los siguientes:

  • Dicotómico. A un lado está el pueblo auténtico, al que los populistas dicen representar, y al otro, la élite.
  • Maniqueísta. Propone soluciones simples a problemas complicadísimos, agita a la población como respuesta a las frustraciones que conlleva la organización social, económica y política actual.
  • Antisistema. Las instituciones son corruptas y hay que cambiarlas, apelando a argumentos emocionales.

Un régimen populista desmantela el sistema jurídico nacional, es decir, reforma y deforma las instituciones a su antojo, suprime los contrapoderes del Estado, enmienda la constitución y las leyes básicas, ignora a la oposición, acosa a los medios molestos y persigue a los jueces díscolos. Además, cuestiona la validez del sistema jurídico internacional porque va contra su proyecto soberanista.

Tal y como ha explicado Susana Sanz, «el populista apela a la legitimidad que le da la mayoría. Los contrapoderes del Estado desvirtuarían la decisión mayoritaria, razón por la cual también los contrapoderes irían contra la voluntad del pueblo virtuoso. Todas sus acciones estarían justificadas por su supuesta autoridad moral.»

En Europa central y del Este también existe una relación directa entre el surgimiento del populismo y el colapso del comunismo porque en la Europa postcomunista, el populismo surgió como protesta frente a la degradación del modus vivendi tras un régimen de economía estatalizada.

«el populismo es endémico en la democracia moderna y seguirá retornando cíclicamente a la política europea»

Además, el populismo no sería un fenómeno transitorio limitado a determinados estratos sociales empobrecidos sino que respondería a un fenómeno recurrente y sería siempre una posibilidad real. En este sentido, el Consejo de la Unión habla de una fatiga democrática como variable añadida para entender el crecimiento del populismo en Europa.

La narrativa populista, buscando representar al pueblo, produce el efecto contrario, a saber, una dinámica antipopular por antipluralista. Este populismo se está extendiendo de modo extremadamente rápido por Europa.

2. Crisis del Estado de Derecho

Nuestra compañera ha aclarado que en una verdadera democracia hay respeto por la diferencia, inclusión social y política, movimientos sociales, organizaciones de ciudadanos y libertad. De manera que desde una perspectiva liberal, el populismo incrementa el riesgo de arbitrariedad en el sistema político por cuatro razones:

  1. Los gobernantes son menos cuestionables y se les pueden exigir menos responsabilidades al reducirse los poderes de los tribunales.
  2. Las instituciones de derechos humanos y anticorrupción son ninguneadas o silenciadas.
  3. El control de los medios de comunicación.
  4. El proceso de redacción y aprobación de normas se vuelve más opaco y hace difícil para los ciudadanos cuestionar las leyes.

Susana ha señalado que el «Populismo y la erosión del Estado de Derecho convergen. Se trata de un fenómeno contagioso. Los retos al Estado de Derecho se perciben en todas partes, no son episodios aislados. Pero es especialmente doloroso comprobar su cuestionamiento en la UE por el modelo de convivencia que nos hemos dado basado en los valores del TUE y que consideramos indiscutibles como la solidaridad, el pluralismo, la libertad, la igualdad, el Estado de Derecho o la separación de poderes.»

«el Estado de Derecho es una herramienta imprescindible para asegurar el respeto de los derechos humanos. La ausencia de Estado de Derecho supone arbitrariedad»

La Comisión de Venecia advierte contra el riesgo de usar un concepto de «Estado de Derecho» puramente formal, que exija únicamente que cualquier acto público esté autorizado por la ley, asimilando el «Rule of Law» al «Rule by Law». Por otra parte, la Comisión Europea también ha dado una definición del Estado de Derecho en sus Comunicaciones de Abril y Julio de 2019 sobre la necesidad de reforzar el Estado de Derecho en Europa.

Las amenazas al Estado de Derecho desafían la base legal, política y económica de la Unión. Y el populismo amenaza esas bases sobre las que se asienta la Unión.

3. Populismo y crisis del Estado de Derecho en la Unión Europea

Según la Dra. Sanz , aunque en Europa no toda la crisis del Estado de Derecho sea achacable al empuje del populismo, una buena parte de la culpa sí es de lo que el populismo representa. «El populista denuncia el Estado de Derecho y el Estado constitucional por promover la dictadura de las minorías, por no buscar el bien común. Reinventa el Estado de Derecho

El constitucionalismo liberal promueve la separación de poderes y valores universales, mientras que los populismos cuestionan la universalidad de los derechos humanos y priorizan una visión historicista de la comunidad política.

Hoy el declive en Europa de las instituciones y la cultura democrática es tan evidente que ha llevado a la Comisión Europea a tener que usar de manera profusa el recurso por incumplimiento ante el Tribunal de Justicia Europeo, a activar el (poco útil) mecanismo del artículo 7 TUE contra determinados Estados e incluso a crear un procedimiento para evaluar la calidad del Estado de Derecho en los miembros de la Unión.

Las muestras de deterioro afectan a muchos principios:

  • Separación de poderes
  • Principio de legalidad
  • Independencia judicial
  • Confianza en las instituciones
  • Libertad de expresión e información
  • Libertad de asociación y reunión
  • Libertad de educación
  • Protección de la dignidad humana y de las minorías y grupos vulnerables

4. Conclusión

Para finalizar, Susana Sanz ha concluido con que hay una crisis del Estado de Derecho en Europa que se contagia irremediablemente de unos países a otros y que el creciente populismo que se expande por el continente tiene mucho que ver con este declive de las reglas del Estado de Derecho.

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