Susana Sanz ha sido invitada a Chile por Rodolfo Walter Díaz (Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas) para impartir la lección magistral de inicio de curso en la Universidad de Concepción
Nuestra compañera Susana Sanz ha tenido el privilegio de impartir la lección magistral de inicio de curso en la Universidad de Concepción (Chile). El título de la exposición ha sido «¿Desorden europeo o desorden mundial? La invasión de Ucrania como caso de estudio» y se ha dividido en cuatro partes:
1. La enmarcación jurídica y política de la agresión a Ucrania
La Dra. Sanz ha calificado la invasión de Ucrania como un test de resiliencia para el orden mundial y europeo, un banco de pruebas para la resistencia del Estado de Derecho. En este sentido, ha hecho alusión a la Carta de las Naciones Unidas en virtud de la cual el uso de la fuerza está prohibido en las relaciones internacionales salvo en dos situaciones:
- En caso de legítima defensa reconocida en el art. 51 de la Carta.
- Cuando el uso de la fuerza es autorizado por Naciones Unidas en caso de amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión en el marco del Capítulo VII de la Carta.
Sentadas las premisas, Sanz ha centrado su exposición en analizar la invasión terrestre, marítima y aérea de Rusia contra Ucrania, país independiente desde 1991.
En primer lugar, ha declarado que consiste en una guerra de conquista, y ello «supone un cambio drástico respecto al modus operandi habitual en otras exrepúblicas soviéticas, como Georgia o Moldavia, en las que Rusia ha basado su estrategia en amenazas híbridas, en generar conflictos muy localizados y luego congelarlos, o en librar guerras encubiertas.»
Respecto a esas guerras encubiertas, Sanz ha destacado la anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014, en la que Rusia se sirvió de los llamados “hombrecillos verdes”, lo cual generó confusión porque eran grupos armados que no se identificaban ni iban uniformados como tropas rusas, pero que en cuanto ocuparon Crimea cedieron el control del territorio a Rusia.
Nuestra compañera ha explicado que en esta línea continuó Rusia, generando un conflicto de baja intensidad en la zona del Donbás, en concreto, en Donetsk y Luhansk, conflicto que dura desde 2015 y ha degenerado en la actual invasión a gran escala.
Frente a estos ataques, el presidente ucraniano Zelenski se dirigió especialmente a los países que dicen defender el Estado de Derecho para salir en defensa del respeto al Derecho Internacional. Tal y como ha expresado Susana Sanz, «nos estamos jugando la supervivencia del derecho internacional que hasta ahora hemos conocido y también de un modelo de sociedad más democrático al que aspirábamos.
Zelenski nos indica que esta guerra, en la que no medió provocación alguna de Ucrania, es algo más que una guerra bilateral; y que lo que allí ocurra determinará el futuro del Derecho Internacional y del Estado de Derecho.
Y le doy la razón, porque vivimos tiempos convulsos tanto para el Derecho Internacional en general como para el Estado de Derecho en particular.»
«Del DERECHO INTERNACIONAL se abusa, sobre todo a través del llamado lawfare, es decir, del uso malintencionado de las normas para conseguir objetivos ilegítimos»
El problema del autoritarismo
De acuerdo con el informe anual de Freedom House, el 38% de la población mundial vive en Estados que no son libres, siendo ésta la tasa más alta desde 1997. En ese ranking, Rusia aparece como un país donde no hay libertad, con un índice de solo 16 puntos sobre 100. La Dra. Sanz ha explicado que el declive del Estado de Derecho lleva a una relectura del Derecho Internacional en clave autoritaria, a una gobernanza internacional en la que valores como la democracia o los derechos humanos dejan de ser invocados.
Ante la situación actual en la que nos encontramos, nuestra compañera ha hecho referencia a la época inmediatamente posterior a la Guerra Fría, a principios de los 90, cuando se advertía un ambiente de optimismo y de un nuevo orden internacional más equilibrado, multilateral, pluralista y liberal, más democrático.
Ha mencionado la declaración del milenio de la Asamblea General de las Naciones Unidas que en el 2000 aludía con orgullo a la democracia, al Estado de Derecho y al buen gobierno como nuevos principios aspiracionales de la organización, y al principio de la responsabilidad de proteger según la cual existe la obligación moral de asistir a la población de un Estado cuando los gobernantes cometen genocidio, crímenes de guerra o limpieza étnica contra sus propios conciudadanos.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
Este organismo es el encargado de tomar la decisión de uso de la fuerza en virtud del principio de la responsabilidad de proteger, no obstante, ha habido abusos y ello ha servido de pretexto a Rusia para invocar este principio y justificar su intervención en varias repúblicas exsoviéticas, alegando que lo hace para proteger a la minoría étnicamente rusa que, según alega, constituiría un grupo vulnerable y estaría siendo discriminada.
El Euromaidan
Susana Sanz considera que los problemas entre Rusia y Ucrania empezaron antes de 2013 cuando tuvieron lugar estas protestas en la plaza Maidan. Sin embargo, los problemas se exacerbaron al albur de esas manifestaciones en las que la ciudadanía pedía la firma del acuerdo de libre comercio que la Unión Europea le había propuesto al país. A su vez, en el Euromaidan la población mostraba su rechazo hacia la propuesta del Kremlin para que Ucrania firmara un acuerdo de colaboración con Rusia.
Según Sanz, fue en ese momento cuando Rusia se puso en guardia porque comprobó que ya no ejercía la influencia que creía merecer sobre su antiguo territorio. Vio cómo Ucrania renegaba de su pasado común y buscaba alejarse del patrón imperialista ruso; teniendo como meta principal integrarse en la UE como Estado de Derecho y en la OTAN como aliado militar.
«Rusia no tiene la razón en esta guerra. En absoluto. Es el agresor. Y es un agresor de manual, de libro de texto»
2. Los argumentos de Rusia para la invasión
Nuestra compañera ha explicado que Rusia creía que la de Ucrania sería una guerra relámpago, ellos pensaban que Zelenski era despreciado por su pasado como cómico y que, por tanto, lo derrocarían junto a su gobierno y todos huirían del país.
Además, pensaban que el resto de naciones aceptaría como hecho consumado el régimen títere que Rusia pensaba instaurar en Ucrania, igual que pasó con la guerra por Transnistria en Moldavia en 2006, o con la guerra de Osetia del Sur y Abjasia en Georgia en 2008, o con la anexión de Crimea en 2014. En todos esos lugares el Kremlin primero alimentó las aspiraciones secesionistas de la minoría prorrusa organizando referéndums ilegales y fraudulentos que justificaran su intervención posterior con la excusa de defender a esa minoría.
No obstante, Rusia se equivocó dado que ese pasado común los ucranianos lo recuerdan con horror y porque ven el revisionismo de Putin como una amenaza existencial.
En palabras de la Dra. Sanz, «Putin es quien está haciendo ucranianos a los ucranianos, él es quien está creando y rescribiendo una historia épica para Ucrania de lucha contra el tirano, de resistencia férrea contra el agresor. Putin es quien está construyendo la leyenda del pueblo débil que es víctima del abusador, pero que resiste y se defiende, un pueblo de héroes. Y eso une mucho.»
La invasión es menos sobre el control de Ucrania y más sobre la rivalidad de Putin con Occidente, es más sobre el interés en desestabilizar las relaciones internacionales en favor de los intereses rusos.
«Realmente el problema es con el mundo libre, con la democracia y el estado de derecho»
Los ucranianos son un problema para Putin, es un pueblo que ha escogido el Estado de Derecho como forma de identidad nacional frente a aventuras neoimperialistas.
3. El análisis de la respuesta internacional al conflicto
Aunque lamentablemente los mecanismos judiciales internacionales dejan mucho que desear porque su jurisdicción es voluntaria, Ucrania ha conseguido una victoria judicial usando el mismo argumento que esgrime Rusia contra ella: Rusia alega que ha tenido que invadir Ucrania porque allí se estaba perpetrando un genocidio contra la población prorrusa y Ucrania ha demandado a Rusia ante el Tribunal Internacional de Justicia para que éste investigue y juzgue si es verdad que Ucrania ha cometido genocidio.
En este sentido, el Tribunal Internacional de Justicia ha aceptado las medidas provisionales que Ucrania le pedía. Esto ha supuesto una grandísima victoria porque, ya de momento, ha exigido a Rusia abandonar de modo inmediato el territorio invadido porque no existe el más mínimo indicio de que Ucrania haya cometido genocidio.
Susana Sanz señala que de algún modo la ONU, a través de este tribunal, está cumpliendo la labor que en realidad le competería llevar a cabo a otro de los órganos de la organización internacional que es el Consejo de Seguridad, que tiene la responsabilidad primordial en el mantenimiento de la paz y seguridad.
La respuesta internacional a la guerra ha sido prácticamente unánime. Hay respuestas, individuales y colectivas, unilaterales e institucionales, que muestran que esta guerra debería ser un revulsivo que una al resto del mundo contra el agresor:
I. Ha habido al menos 2 resoluciones históricas de la Asamblea General de Naciones Unidas, una en 2022 y la segunda en 2023 que condenan categóricamente la agresión y exigen que las tropas invasoras se retiren.
II. La UE, EEUU y muchos otros Estados (en concreto, más de 40) están imponiendo duras sanciones a Rusia, lo cual es toda una guerra económica.
III. Rusia ha sido expulsada del Consejo de Derechos Humanos de NNUU por las violaciones de derechos que está cometiendo en Ucrania.
IV. Ese mismo Consejo decidió empezar una investigación urgente e independiente por los abusos cometidos por Rusia.
V. La OTAN ha admitido a Finlandia y esperemos que pronto a Suecia.
VI. La UE ha aceptado la condición de candidato de Ucrania.
VII. La OSCE ha lanzado una investigación sobre los crímenes de guerra cometidos por Rusia, incluido el traslado forzoso de niños ucranianos.
VIII. El Consejo de Europa invitó a Rusia a abandonar la organización para evitarle la vergüenza de expulsarlo.
IX. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha aceptado varias demandas contra Rusia.
X. El Fiscal General de la Corte Penal Internacional ha iniciado una investigación por los crímenes de guerra perpetrados en Ucrania y en una decisión histórica, esta Corte ha solicitado el arresto de Putin.
XI. El Tribunal Internacional de Justicia en otra resolución histórica ha exigido que Rusia cese su agresión y se retire de territorio ajeno.
Lo que la comunidad internacional ha declinado hacer de momento es dar curso a la solicitud de Ucrania de intervenir militarmente en su país porque una intervención militar directa contra Rusia podría desencadenar la tercera guerra mundial. Pero lo que sí se está proporcionando a Ucrania y, además, a gran escala, es armamento, formación militar, entrenamiento, inteligencia, información, ayuda económica y asistencia a refugiados.
«Las atrocidades rusas plantean un reto para el orden legal internacional mientras que la respuesta unida del resto de Estados representa un alineamiento de democracias, al que se han unido otros regímenes híbridos, defendiendo unos valores mínimos y plantando cara a la barbarie.»
4. Conclusiones
Finalmente, Susana Sanz ha concluido que «esta es una guerra que marcará el futuro de nuestra civilización. Es una voz de alarma para las naciones libres que respetan el Rule of Law. Sin duda la forma de ejercer el liderazgo político afecta al orden mundial y puede alterar las perspectivas para el Estado de Derecho. En una época en la que la democracia está viéndose en declive, la resistencia ucraniana frente a la agresión de la que es víctima reafirma la fe en los principios democráticos.
El ejemplo ucraniano muestra que a veces toca luchar por la libertad, contra quien quiere someter y robar tu derecho a existir como Estado de Derecho. La de Ucrania es una rebelión ética por los valores en los que decimos creer.
«Quizá haya llegado el momento de promover una nueva organización, la Organización Mundial de las Democracias»