Hoy, 22 de Marzo se celebra el Día Mundial de la tuberculosis, cuyo tema este año es «Lideres para un Mundo libre de tuberculosis».
Este día es una oportunidad para concienciar sobre la situación actual de la tuberculosis a nivel mundial y conocer un poco más sobre esta enfermedad, ya que, es una de las principales causas de mortalidad en el mundo. El año pasado, alrededor de dos millones de personas murieron por esta enfermedad. Por estos motivos, creo que es muy importante conocer más detalles sobre esta enfermedad y lo más importante es que existe un tratamiento eficaz.
Al principio de la década de 1880, un microbiólogo alemán llamado Robert Koch, realizó grandes descubrimientos. Demostró que el agente causal de la tuberculosis era la bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis y encontró una manera de teñir los tejidos humanos para su observación al microscopio que permitía observar esta bacteria como finos bacilos. El trabajo de Koch constituyó un avance decisivo en la Microbiología, ya que proporcionó pruebas decisivas para demostrar la causa de esta enfermedad infecciosa en el ser humano.
La infección se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis tose o estornuda expulsa bacilos tuberculosos al aire que pueden permanecer viables e infecciosos durante al menos ocho meses gracias al elevado contenido lipídico (ácidos micólicos) de su pared celular. Cuando una persona inhala estos bacilos, queda infectada, desarrollando una infección primaria (activa o latente) y puede desencadenar en una infección primaria progresiva o una infección secundaria. Los pulmones son los órganos principalmente afectados por esta micobacteria.
Los síntomas de esta enfermedad son: tos productiva, fiebre, pérdida de peso y sudores nocturnos. Estos síntomas son generales para muchas enfermedades, por este motivo su diagnóstico puede verse enlentecido. Su diagnóstico se realiza mediante diversas técnicas:
- Examen físico.
- Prueba cutánea de la tuberculina o prueba de Mantoux. Se inyecta 0.1 ml de derivado proteico purificado de la tuberculina en la cara anterior del antebrazo. A las 48 horas, se procede a la lectura de la prueba. Si en el lugar de la inyección aparece una zona elevada de un diámetro entre 6-10 mm, la prueba se considera positiva.
Prueba de la tuberculina. 3. Radiografía de tórax. Se utiliza para detectar unas lesiones inflamatorias que contienen micobacterias fagocitadas denominadas tubérculos o granulomas.
4.Pruebas en el laboratorio de Microbiología. Se identifican los bacilos ácidorresistentes en una muestra de esputo mediante una tinción de Ziehl-Neelsen. Esta tinción es específica para poder visualizar estas micobacterias. La presencia de bacilos ácidorresistentes no confirma la infección por tuberculosis, ya que podría tratarse de otra micobacteria. Esta técnica debe apoyarse con el resto de pruebas diagnósticas para su valoración y realizar un cultivo de todas las muestras iniciales.
En lo que hace referencia al tratamiento, la tuberculosis se puede tratar administrando una combinación de antibióticos durante un largo periodo de tiempo (6-9 meses). Entre los medicamentos aprobados para combatir esta enfermedad se encuentran como primera elección: rifampizina, isoniazida, etambutol y pirazinamida. En los últimos años, se han descrito casos de tuberculosis resistente a estos medicamentos, por ello, se están estudiando nuevos fármacos que presenten mayor eficacia frente a la tuberculosis multiresistente (TB-MDR).
Actualmente, la incidencia mundial de tuberculosis esta disminuyendo en aproximadamente un 2% al año. Acabar para 2030 con la epidemia de la tuberculosis es una de las metas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para ello, van aumentar las medidas de prevención y diagnóstico de esta enfermedad, incrementar medidas de apoyo e intensificar la investigación y la innovación.