Inicio Químicos SCHEELBLEISPATH, SCHEELEA, SCHEELITA, SCHEELITINA, SCHEELIUM, SCHEELLENBERGIA, SCHEERIA Y VERDE DE SCHEELE

SCHEELBLEISPATH, SCHEELEA, SCHEELITA, SCHEELITINA, SCHEELIUM, SCHEELLENBERGIA, SCHEERIA Y VERDE DE SCHEELE

SCHEELBLEISPATH, SCHEELEA, SCHEELITA, SCHEELITINA, SCHEELIUM, SCHEELLENBERGIA, SCHEERIA Y VERDE DE SCHEELE

CARL WILHEIM SCHEELE (1742-1786)
José María de Jaime Lorén (2010)


Datos biográficos
Farmacéutico y químico sueco que ejerció durante casi toda su vida la farmacia en Koeping. La mayor parte de sus esfuerzos intelectuales estuvieron dedicados a lograr el flogisto o aire inflamable, sin embargo sin salir del campo de la farmacia logró realizar mayores descubrimientos que ningún otro investigador de su tiempo.

Tuvo una buena educación primaria y pasó como aprendiz y como ayudante por diversas farmacias de Gotemburg, Malmoe y Estocolmo, lo que le permitió estudiar las obras químicas de Neumann, Boerhave y Kunkel, conociendo personalmente a Bergman quien pronto advirtió la importancia de los conocimientos de Scheele facilitando su ingreso en la Academia de Ciencias de Suecia.

Para entonces sus trabajos le habían proporcionado una sólida reputación científica, recibiendo ofertas para trabajar en Berlín e Inglaterra, sin embargo prefirió quedarse con la farmacia de una viuda de Koeping, donde esperaba encontrar la tranquilidad profesional que le permitiera proseguir sus estudios químicos. Sin embargo la farmacia estaba completamente arruinada, y de momento debió de ponerse a trabajar para levantarla profesionalmente.

A pesar de la sencillez y la pobreza del laboratorio de la farmacia de Koeping, era terriblemente húmedo y frío, Carl Scheele realizó en el mismo el descubrimiento de los siguientes elementos y sustancias químicas: oxígeno, cloro, ácidos fluosilícico, arsénico, molíbdico, túngstico, málico, cítrico, múcico, gálico, láctico, prúsico, oxálico, tartárico, úrico y tánico; también de la murexida, caseína, glicerina y diversos ésteres y aldehídos.

Con gran escasez de medios y con aparatos sumamente sencillos, en el reducido laboratorio de su oficina de farmacia descubrió también la composición del espatoflúor; analizó el azul de Prusia y descompuso el aire de la atmósfera, el amoniaco y el hidrógeno sulfurado. Distinguió entre el ácido nitroso y el nítrico, así como los diferentes óxidos de nitrógeno a los que consideraba portadores de una cantidad variable de flogisto o aire inflamable.

Dotado de una memoria excepcional, contaba personalmente a un amigo que le bastaba leer un libro una o dos veces para sabérselo de memoria, de una enorme capacidad de trabajo que le llevaba a comprobar experimentalmente todo lo que leía, y unas grandes de observación, planteaba además con gran originalidad sus experiencias científicas.

Un ejemplo de todo ello se aprecia en su descubrimiento del oxígeno. En efecto, investigando sobre el aire y el fuego, uno de sus temas favoritos, vio la contracción que experimentaba un volumen de aire al ser puesto en contacto con diferentes materiales. Para ello invertía una redoma sobre un recipiente que contenía productos diversos como limaduras de hierro húmedas, aceite de linaza, sulfuro potásico o hígado de azufre, y comprobó que independientemente de la sustancia entraba agua en la redoma hasta ocupar aproximadamente un cuarto de la misma.

Como las sustancias empleadas eran consideradas ricas en flogisto o aire inflamable, y el aire de la redoma era menos pesado que el aire común, llegó a la conclusión de que en este aire había dos fluidos, uno que ocupaba aproximadamente la cuarta parte del aire común y que tenía la propiedad de atraer al flogisto, al que llamó aire del fuego (oxígeno), y otro aire que constituye el resto y que carece de esta propiedad que bautizó como aire inmundo (nitrógeno).

En otro experimento curioso hizo arder una llama de hidrógeno que obtenía al tratar limaduras de hierro con un ácido, dentro de una redoma invertida cuya boca tocaba el aire contenido en un recipiente y en cuyo interior ardía una llama. El agua subía por la redoma hasta ocupar una cuarta parte de la misma, momento en el que se apagaba la llama.

Como no vio la producción de ningún cuerpo y si de calor, supuso que este calor estaba formado por aire inflamable (flogisto) y aire del fuego.

Con el descubrimiento del oxígeno, Scheele había dado un gran paso para la caída de la teoría del flogisto, que trataba de apoyar. De todas formas, ya Robert Boyle había visto claro que una parte del aire intervenía activamente en la combustión, es decir, que había en el aire una sustancia vital de la que dependía la combustión y la calcinación.

Quiso entonces descomponer el calor en sus dos componentes, y para ello buscó una sustancia con más afinidad para el flogisto que el aire del fuego, eligiendo el ácido nítrico que, al actuar sobre los metales, les privaba de su flogisto dando vapores rojos de ácido flogistizado. Como al calentar directamente el ácido se evaporaba, recurre a fijarlo mediante potasa. Así lo calentó y destiló con ácido sulfúrico, recogiendo los vapores nítricos con agua de cal, mientras intentó recoger el flogisto en una bolsa unida al cuello de la redoma, que se llenó de un gas incoloro. Creyó al principio que se trataba del flogisto, pero vio que aunque no ardía permitía que ardiera en su seno una astilla en ignición, lo que confirmó que se trataba del aire del fuego(oxígeno). Más tarde lo obtuvo también a partir de cal u óxido de mercurio que, al calentarla, absorbía el flogisto del calor y dejaba libre el aire del fuego.

Todos estos experimentos eran cuidadosamente proyectados y ejecutados con toda escrupulosidad, anotando todos los factores y los resultados, mostrando así que en la investigación científica es más importante la perseverancia y la originalidad de los planteamientos que los medios para llevarla a cabo.

Tras la muerte de Scheele, Hebenstreit publicó una colección de escritos suyos con el título de “Opuscula chemica et physica” (Leipzig, 1788), y Hermbstaedt hizo lo propio con “Scheeles saemtliche physikalische und chemische Werke” (Berlín, 1793, reeditado en 1891). Por su parte, Nordenkiöld publicó sus cartas y documentos bajo el título de “Efterlemnade bref och anteckningar” (Estocolmo, 1892). En esta ciudad se levanta un monumento en honor de Scheele contruído por Börjeson.

Scheelbleispath
Se trata del mineral stolzita, considerada sinonimia de Esquelitina y de Esquelbeis path. Cristaliza en el sistema tetragonal, con pequeños cristales piramidales alargados, amarillos o rojizos, con brillo resinoso, dureza 3, fusibles y atacables por ácido nítrico. Se encuentra en Bohemia.

Scheelea
Género de plantas fundado por Karsten, luego subgénero de Attalea H.B. Kth., en la familia de las palmeras, con flores en una sección uniladeadas, en la segunda hacia todos los lados.

Scheelita
Mineral que corresponde al tungstato cálcico o Esquelita que cristaliza en el sistema tetragonal. Se suele presentar en los filones estanníferos, de color variable desde el blanco lechoso hasta el grisáceo, amarillento, rojizo, verdoso o translúcido. Los principales yacimientos se encuentran en Sajonia, Bohemia, Piamonte y los Vosgos. También en España se ha encontrado en Ponferrada, Buitrago, Linares y Montoro.

Scheelitina
Es el tunstato de plomo, Scheelitita o Esquelitina, isomorfo de la Scheelita, descubierto por Stoltz por lo que también se conoce como stolzita. Forma cristales muy pequeños, con brillo diamantino, color variable. Se ha encontrado en Bohemia, Corintia, Chile e Inglaterra. En España en Linares.

Scheelium
Nombre que dieron algunos químicos al wolframio o tungsteno en honor de Scheele.

Scheellenbergia
En paleontología se aplica este nombre a un género de artrópodos de la clase de los arácnidos, familia Retitelarios, siendo el más característico Scheellenbergia rotundataHerr., del mioceno de Oeningen.

Scheeria
Género de plantas fundado por Seemann luego considerado sección de Achimenes P.Br., en la familia de las Gesneriáceas. Presenta un tubo corolino encorvado hacia arriba y muy ensanchado, lóbulos grandes y denticulados. Se conoce una única especia Achimenes mexicana.

Verde de Scheele
Nombre dado al arsenito cúprico o arsenito de cobre o Verde sueco descubierto por Scheele. De composición no completamente constante, se obtiene precipitando una solución de sulfato de cobre con otra de arsenito potásico.

Es soluble en potasa dando un líquido azulado, separándose de la solución por reposo.

Bibliografía

ANÓNIMO (1988): Scheele (Carlos Guillermo) [y voces derivadas]. Enciclopedia Universal Ilustrada EuropeoAmericana, 54, 943-946. Madrid, Espasa-Calpe.

BLAS, L. (1947): Biografías y descubrimientos químicos. Madrid, Aguilar, 154-157.

FOLCH JOU, G. (1986): Fin de la Yatroquímica. Historia general de la Farmacia. El medicamento a través del tiempo, 2. 425-426. Madrid, Sol.

ROLDÁN, R. (1959): Carlos Guillermo Scheele (1742-1786). Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia, 39, Descubrimientos, inventos y adelantos científicos, 223-227. Madrid

José María de Jaime Lorén
Universidad Cardenal Herrera-CEU (Moncada, Valencia)
(Agosto, 2010)