CAMELIA

JORGE CAMEL (1661-1706)
Pablo de Jaime Ruíz
José María de Jaime Lorén (2010)

Datos biográficos

En nuestra colección de Epónimos Científicos, por razones obvias no hemos querido incluir en la misma la serie infinita de naturalistas cuyos nombres aparecen asociados a los nombres científicos de flora y de fauna, a no ser que, además, tengan vinculados otros epónimos diferentes. El caso de la camelia lo consideramos diferente, toda vez que el nombre genérico de esta flor, como el de otras varias muy populares, ha pasado ya a ser de uso común entre el vulgo.

Además de la temprana biografía que le dedicó su compa- ñero en la orden jesuita Pedro Murillo, comenta Rafael Roldán que mereció asimismo Jorge José Kamel la atención de los historiadores austriacos José y Renato Gliklorn en un interesante folleto publicado en 1954.

Sabemos que Kamel, pues de esta forma se escribía su apellido original, concluyó sus estudios en 1678 en el liceo jesuita de Brno, y después frecuentó una de la misma orden para misioneros en Viena. El interés por la botánica lo llevó a la farmacia del colegio jesuita. Seguidamente trabajó como asistente de boticario y enfermero, en los hospitales de Jindrichuv Hradec y Ceský Krumlov de Bohemia del Sur.

Así cuando nuestro personaje ingresa en la orden de San Ignacio con 21 años, en 1682, ya era farmacéutico titulado. En 1688 pasó a la provincia jesuita de Filipinas, donde

castellaniza su apellido para pasar ya siempre a ser el Hermano Jorge Camel. Cuenta de esta etapa Pedro Murillo:

“Aquí trabajó mucho en su oficio de boticario y se aplicó con tanto esmero, que fundó en nuestro Colegio de Manila una botica para alivio de los sujetos de esta provincia, que resulta es de gran utilidad a todo el vecindario de Manila y aún de todas las Islas, por la copia y selección que hay de remedios para todo género de enfermedades … Se aplicó mucho al conocimiento de las muchas yerbas medicinales que hay en estas Islas, de que compuso dos libros de bastante cuerpo, en que dibujó sus raíces, hojas, frutos y puso los nombres que tienen en diversas lenguas, para que de este modo fuese muy general el beneficio, un trabajo que le consiguió mucho aplauso en las naciones extranjeras, y de que se valieron, haciendo honorífica mención en sus libros impresos, Juan Ray y Jacobo Petiver”.

Camel se asentó en Manila donde fundó la primera farmacia en Filipinas. Curaba gratuitamente a los nativos y, en contrapartida, aprendía de ellos sus lenguas indígenas, estudiaba sus costumbres y recababa conocimientos sobre las plantas medicinales. Jorge José Camel se convirtió con el tiempo en un experimentado farmacéutico y sanitario. Para el tratamiento utilizaba tanto los medicamentos euro- peos como las plantas medicinales filipinas.

Flor de camelia

Dotado de una profunda curiosidad, Camel empezó a estudiar la naturaleza de las islas Filipinas, sus plantas, animales y minerales, y fundó un jardín botánico. Tras entablar contactos epistolares con el célebre naturalista inglés John Ray, enviaba a la Real Sociedad de Londres herbarios con ejemplares de la flora filipina, así como sus dibujos que superaban en su época toda y cualquier descripción espe- cializada. Camel dibujaba plantas con una precisión foto- gráfica.

En el Museo Británico de Londres está depositado un her- bario de Camel, unos 400 dibujos y su correspondencia. Más de 250 dibujos forman parte del acervo de la biblioteca de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica.

La obra más importante de Camel es su célebre “Herbarum aliarumque stirpium in insula Luzón Philippinarum prima- ria nascentium syllabus”, que luego Ray insertaría en su “Historia plantarum”. Pero además Camel publicó varias memorias en la revista “Philosophycal transactions” de Londres.

Por otra parte, este jesuita fue también el descubridor de las propiedades medicinales del Haba de San Ignacio, Strych- nos Ignatii, y proporcionó asimismo información del Elemi de Manila y de otras plantas y materiales de interés farma- céutico. Además de la botánica, a Camel le interesó asi- mismo la zoología, formando magníficas colecciones de insectos, arácnidos y moluscos filipinos.

La vida en Manila no era fácil para un europeo. Camel contrajo la amebosis, una enfermedad contagiosa cuyo agente patógeno es una ameba parásita y falleció en mayo de 1706 a la edad de 45 años.

Camelia

Mucho tiempo después de la muerte de Camel, el célebre naturalista sueco Carlos Linneo bautizó con su apellido la planta ornamental teácea Cammelia japonica, pues se con- sidera que fue su introductor en Europa, si bien algunas fuentes afirman que nuestro farmacéutico jesuita jamás vio esta planta, ya que no crecía en Filipinas. Todo indica que desde Japón la trajo por primera vez a Europa en 1739 cierto lord inglés.

El género Camellia L está formado por plantas de la fami- lia Cameliáceas, y hoy está considerado como una sección del género Thea L. Se trata de plantas que se distinguen por sus hojas gruesas y coriáceas, cáliz caduco compuesto de cinco a nueve sépalos, los interiores son mayores, con estambres pluriseriados, más o menos unidos por su base, y por su cápsula de tres a cinco valvas.

Bibliografía

MURILLO VALVERDE, P. (1749): Historia de la Provincia de Philippinas de la Compañía de Jesús. Manila ROLDÁN, R. (1962): Jorge José Camel (1661-1706). Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia, 44, Descubrimientos, inventos y adelantos científicos, 373-375. Madrid

José María de Jaime Lorén
Pablo de Jaime Ruiz
Universidad Cardenal Herrera-CEU (Moncada, Valencia) (Agosto, 2010)