ANTOINE QUINQUET (1745-1803)
José María de Jaime Lorén (2010)
Datos biográficos
Hijo de un modesto comerciante de Soissons, a los 15 años entró como aprendiz en una farmacia de esta localidad. Tres años después marchó a París como practicante en las farmacias de Santerre, Poulloin y Baumé, pasando luego a Ginebra donde entre 1768 y 1769 trabajó en la de Luis Colladon. Durante este periodo conoció a Gosse y, muy posiblemente también, a Argand que por entonces estudia- ba Filosofía. Volvió a París a la farmacia de Baumé en la que estuvo durante dos periodos de tiempo distintos hasta 1777.
En 1779 se matriculaba en el Colegio de Farmacia, reci- biendo el grado de maestro ese mismo año. Contaba enton-
ces 34 años de edad. Adquiere la farmacia parisina de Mosin, alternando el ejercicio profesional con estudios de física relacionados con la aerostación, colaborando en la fabricación de hidrógeno para los globos Charles de los hermanos Robert, o participando con Argand y el comer- ciante Lange en la experiencia que realizó Montgolfier en Versalles con un globo aerostático, en presencia de la fami- lia real el 19 de septiembre de 1783.
Escribió y publicó diversas memorias y trabajos científicos referentes a Química y Física, principalmente relacionados con la electricidad.
Tras la Revolución, Quinquet intervendrá en política reci- biendo diversos nombramientos, pero asustado de las vio- lencias cometidas abandonó toda actividad pública. Tras el decreto de movilización general de 1793, se verá en la necesidad de dejar su farmacia para ejercer como farma- céutico en jefe del Hospicio Nacional que se acababa de crear.
Suprimido este Hospicio, Quinquet retorna a su botica que había estado 14 meses requisada. En París reinaba entonces la miseria y el hambre, faltando también leña y carbón para usos domésticos. Aquí vemos de nuevo el ingenio de nues- tro farmacéutico, al adaptar su famosa lámpara que ya había inventado a una especie de trípode sobre el que se podían cocer alimentos con muy poco gasto.
Pero la Revolución trajo a Quinquet como a tantos otros, numerosos quebrantos económicos. Había que levantar de nuevo su farmacia, y para ello tuvo que vender su gabinete de física. Estaba ya mayor y falleció sobre 1803.
Quinqué
Es universalmente conocido este aparato de iluminación, lo que ya no lo es tanto es el papel que jugó en su invención este modesto boticario francés, al que algunos han querido hacer plagiario de la lámpara de Argand, como cierta enci- clopedia hispana que despacha en la siguiente forma la voz:
“QUINQUÉ.- Tecnol.- Lámpara antigua para quemar acei- te o petróleo, llamada según el nombre de Quinquet, obrero que fue del notable físico y matemático Argand, inventor de la lámpara”.
Tal como señalaba el historiador francés P. Dorveaux, y difunde en España el historiador de la Farmacia Rafael Roldán, “hay pruebas auténticas de que antes de 1784 la lámpara de Argand no tenía chimenea de cristal, y de que fue Quinquet, en colaboración con Lange, quien al princi- pio de dicho año 1784, tuvo la idea luminosa de añadir un cilindro de cristal al mechero de Argand, lo que constituye toda una invención apreciable”.
Mientras tanto Quinquet, sin conocer en esencia la lámpara de Argand, comprendió que podía mejorarla y a tal fin se asoció con Lange, destilador del rey, para construir una nueva lámpara del estilo de la de Argand, pero perfeccio- nada por medio de una chimenea o tubo Flint-glass que colocaba por debajo y en el eje del mechero cilíndrico. Este tubo aumentaba la luz y eliminaba el humo, medía unos 54 centímetros de altura y 45 de diámetro, y estaba suspendi- do por una lengüeta metálica por encima de la llama a 7 centímetros del vértice del mechero. Estos primeros tubos se construyeron en la fábrica de vidrio de Sévres.
Esta lámpara fue presentada a la Academia de Ciencias de París el 18 de febrero de 1784 y fueron puestas a la venta inmediatamente, anunciándose en el “Journal de París” en esa misma fecha. Este anuncio se repitió el siguiente 1 de marzo. Los éxitos que tuvieron en el arte de la iluminación fueron inmediatos, empleándose en casas particulares, salas de espectáculos, reuniones públicas, palacios e inclu- so en la calefacción de los laboratorios de Física y Quími- ca. Las lámparas inglesas de Argand, sin embargo, no fueron conocidas hasta mucho tiempo después.
Lámparas de aceite de Quinquet
Pronto se rompió el acuerdo de explotación de la nueva lámpara entre Quinquet y Lange, y el primero se asoció para la fabricación de las lámparas con Palmer en 1785 y más tarde con el marqués de Arlandes. Espíritu inquieto y negociante, Quinquet formará también sociedad con Luis Caullet de Veaumorel para fabricar otros instrumentos de
Veamos como tuvieron lugar los acontecimientos que llevaron a la invención del popular quinqué. Después de varios años de ausencia, Argand volvió a París en 1783 en compañía de Esteban Montgolfier para ocuparse de asuntos de aerostación, y para tratar de rentabilizar una lámpara de su invención. Se trataba de un tubo cilíndrico con una mecha alimentada por un depósito de aceite, de forma que el líquido llegaba al extremo superior de la mecha en can- tidad suficiente para dar buena luz.
Argand dio cuenta en París de su invento, pero manteniendo en secreto su constitución y funcionamiento. Presentó en 1783 el prototipo a la Academia de Ciencias de París, proponiéndolo para su utilización en la iluminación de la ciudad. Como la proposición fue rechazada, Argand partió para Londres en septiembre de ese mismo año.
Mientras tanto Quinquet, sin conocer en esencia la lámpara de Argand, comprendió que podía mejorarla y a tal fin se asoció con Lange, destilador del rey, para construir una nueva lámpara del estilo de la de Argand, pero perfeccionada por medio de una chimenea o tubo Flintglass que colocaba por debajo y en el eje del mechero cilíndrico. Este tubo aumentaba la luz y eliminaba el humo, medía unos 54 centímetros de altura y 45 de diámetro, y estaba suspendido por una lengüeta metálica por encima de la llama a 7 centímetros del vértice del mechero. Estos primeros tubos se construyeron en la fábrica de vidrio de Sévres.
Esta lámpara fue presentada a la Academia de Ciencias de París el 18 de febrero de 1784 y fueron puestas a la venta inmediatamente, anunciándose en el “Journal de París” en esa misma fecha. Este anuncio se repitió el siguiente 1 de marzo. Los éxitos que tuvieron en el arte de la iluminación fueron inmediatos, empleándose en casas particulares, salas de espectáculos, reuniones públicas, palacios e incluso en la calefacción de los laboratorios de Física y Química. Las lámparas inglesas de Argand, sin embargo, no fueron conocidas hasta mucho tiempo después.
Pronto se rompió el acuerdo de explotación de la nueva lámpara entre Quinquet y Lange, y el primero se asoció para la fabricación de las lámparas con Palmer en 1785 y más tarde con el marqués de Arlandes. Espíritu inquieto y negociante, Quinquet formará también sociedad con Luis Caullet de Veaumorel para fabricar otros instrumentos de física, quien se mostró excelente colaborador y siempre lo proclamó como el verdadero inventor de la famosa lámpa- ra, que el publicó empezó a llamar familiarmente quinquet.
Bibliografía
ROLDÁN, R. (1959): Antonio Quinquet (1745-1803).
Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Farma- cia, 39, Descubrimientos, inventos y adelantos científicos, 237-240. Madrid
José María de Jaime Lorén
Universidad Cardenal Herrera-CEU (Moncada, Valencia) (Agosto, 2010)