Lo random pasa desapercibido. De hecho, cuando utilizamos esta expresión, hablamos de algo o alguien aleatorio, cualquiera. Lo aleatorio no necesita de demasiada reflexión a priori. Cuando hablamos de un chico o una chica random, hablamos de alguien indiferente, sin rasgos definidos. Y, la eutanasia no es cosa random.

Esto es así, porque las cosas importantes no pueden ser random. Las cosas importantes necesitan que las definamos y que tengamos una idea clara sobre ellas. Mi hermano no es una persona random, puesto que no es uno de tantos. Y la eutanasia tampoco lo es.

La cuestión sobre la eutanasia tiene que ver con nuestra conciencia. La conciencia hace que asumamos algo como bueno o como malo, y se construye desde nuestras convicciones fundamentales, desde aquello que incluso, a veces, no sabemos ni tan siquiera verbalizar. ¿Por qué la eutanasia es una cuestión de conciencia? Porque afecta a cuestiones fundamentales de la vida, aunque sea por mera «empatía vital». Tenemos la capacidad de empatizar con la vida. De hecho, somos capaces de compadecernos de animales y plantas, por el mero hecho de ser seres vivos. La vida nos afecta directamente, y la vida humana de manera particular, aunque sea por el mero hecho de que podríamos ser nosotros mismos.

Así, la cuestión acerca de la eutanasia pide de nosotros una respuesta porque afecta a la vida de los seres humanos, de manera que nos afecta a nosotros. Ahora bien, para poder formarnos una opinión, necesitamos conocer el tema. No podemos saber qué es la eutanasia por intuición profunda, ni sus consecuencias, ni lo que sucede en los lugares que se practica. Para esto, lo mejor es escuchar a los profesionales y a los expertos sobre el tema. Esto es así con la eutanasia o con cualquier cosa que pida de nosotros una respuesta personal.

Conciencia propia

Creo que hasta aquí podemos estar todos de acuerdo. Sin embargo, este no es el problema de la cuestión. El problema es mucho más grave. Mucha gente se ha hecho una imagen de lo que es la eutanasia a través de dos medios: la política y los medios de comunicación.

Es terrible que la política nos haya dicho qué tenemos que pensar sobre la eutanasia. Parece que tienes que ser de una rama para estar a favor o de otra para estar en contra. Es como si nos hubieran aplicado una disciplina de voto en conciencia. La eutanasia no es una cosa de azules y rojos, es una cuestión de conciencia, y a eso no se le puede aplicar una disciplina de voto. Si eres de uno, tienes que estar a favor de la eutanasia y de mil cosas más. Si eres del otro, tienes que estar en contra de la eutanasia y de otras tantas cosas. Sin embargo, también ocurre al revés. Si apoyas la eutanasia, te fichan en un equipo. Si la rechazas, ya sabes lo que te toca.

No, no y no. En el supuesto debate social las personas deberían hacer su opción de conciencia, no la que diga el partido de turno ni con los argumentos del mismo. Necesitamos tener pensamiento crítico, y más en estas cuestiones. No podemos seguir la opción de un partido continuamente, porque lo legal no se corresponde con lo ético.

Y es muy triste que la opinión que muchas personas se hayan formulado acerca de la eutanasia sea mérito de los medios de comunicación. Los medios de comunicación no son enciclopedias. Publican noticias. Y, en torno a este tema, la noticia no es lo común, sino lo excepcional. Si alguien recuerda alguna noticia sobre este tema, seguramente será un caso que plantea el debate social de la eutanasia.

Puesto que la eutanasia no se nos ocurre como algo random, para que se plantee el debate tienen que haber casos que susciten otros escenarios posibles. De ahí que el debate se nos plantee desde casos particulares, no siendo lo común. Ahora bien, una cosa es plantear un debate social, y otra muy distinta es formarse un juicio a partir de la información que recibimos de los medios de comunicación, que tienden a presentar lo que es noticia, es decir, lo que se sale de lo común.

El debate está servido

La eutanasia no es algo random, y sería terrible que lo fuese, o que alguien pretendiera que lo fuera. Acabar con una vida humana no puede ser algo random, sea cual sea la situación en la que esta vida se encuentre. Y, siendo esto así, no debemos dejar que sean las consignas de uno o varios partidos políticos o los medios de comunicación quienes moldeen nuestra conciencia. Si queremos tener una opinión propia, busquemos las fuentes. Si queremos ser coherentes, veamos a qué modelo antropológico corresponde esta práctica.

Evidentemente, yo tengo una opinión formada al respecto, y esta opinión no es mía, porque yo no soy experto en el tema ni tengo la suficiente información como para saber qué ocurre en los lugares (8 países, de 194) en los que se practica. Lo que sí tengo es una antropología clara, un modelo de ser humano coherente con aquello que creo y con aquello que me parece racional. Ahora bien, para cuestiones concretas, me gusta escuchar a quienes sí que entienden. Por eso, te ofrezco una ponencia de sobre la urgencia de los cuidados paliativos en la sociedad actual, que puedes visualizar a través del siguiente enlace.

Ante todo, utiliza tu conciencia, que para eso la tienes.

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