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En este domingo, seguimos en camino y el Señor nos recuerda la condición de discípulo, que es aquél que sigue al Maestro y deja que el Maestro tenga la delantera. Por eso, el Señor nos llama a recordar que somos discípulos, a través de las palabras que nos dirige.
Por eso, para ser discípulo, nos invita a que centremos nuestra atención en aquello que nos impide ver bien en el avance en el camino de nuestra vida. Esto es sencillo, en tanto que estamos invitados a caminar siguiendo a Jesús. Estamos llamados a dar buenos frutos en nuestra vida, y para ello solo tenemos que dejar que sea Jesús quién vaya delante en el camino de nuestra vida. A veces creemos que somos nosotros quienes tenemos que indicar el camino a los demás, pero no tenemos que olvidar que nosotros somos discípulos, que estamos en camino.
De hecho, muchos problemas afloran cuando nos ponemos por encima de los demás, obviando que nosotros también somos discípulos y no maestros. Ser discípulo significa estar en proceso de crecimiento, tener paciencia con los demás porque Dios tiene paciencia conmigo.
Ser discípulo significa estar en proceso de crecimiento, tener paciencia con los demás porque dios tiene paciencia conmigo
Desgraciadamente, en estos días, estamos siendo testigos del acontecimiento de la guerra, fruto de poner por delante de la vida humana otros intereses que hacen que parezca justificado que alguien muera por cualquier motivo. Ante esto, nuestra oración es fundamental. Pero, además, nosotros también podemos evitar que esto suceda en nuestras vidas, cuando nos esforzamos por reconocer a quien tenemos delante como un hermano y no como un instrumento para mi beneficio.
Cuando vemos al otro como un hermano, como un igual, y cuando lo anteponemos a nuestros intereses, es cuando de verdad estamos siendo discípulos de Aquel que se ha entregado por nosotros y que, con su gracia, nos ayuda a amar más y mejor a aquellos que nos rodean, para seguir creciendo y en camino.