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Este domingo del tiempo ordinario, toda la Iglesia celebra el domingo de la Palabra de Dios. En él, que damos gracias a Dios por hablarnos en su Palabra y por querer llenar nuestras vidas con ella. Así, las lecturas de este domingo nos recuerdan algo fundamental: Dios cumple su Palabra.

En el evangelio, San Lucas comienza hablándonos de lo que nos va a relatar, y nos lleva a la sinagoga de Nazaret, donde Jesús realiza la lectura. Cuando termina de realizar la lectura del profeta Isaías, las palabras de Jesús lo cambian todo: esto no es una promesa, esto se cumple hoy. Jesús anuncia a quienes lo escuchan algo que, tanto ellos como nosotros, necesitamos aún sin saberlo: Él es quien cumple lo que Dios promete. Esto significa que lo que sucede a lo largo de la vida de Jesús es el cumplimiento de las promesas de Dios.

Desconocer la Sagrada Escritura es desconocer a cristo

San Jerónimo

Ahora bien, en la acción del Espíritu Santo, Jesús nos sigue hablando hoy a nosotros, para que nos acerquemos más a Dios. No nos invita a un acercamiento desde fuera, sino que nos llama a acercarnos cada vez más a Él, dejando que llene nuestras vidas con su amor y su gracia. La Sagrada Escritura, leída bajo la fuerza del Espíritu Santo, llega hasta nuestro corazón y nos recuerda que Dios cumple sus promesas, y que su promesa de plenitud en nosotros, se hace cada día más presente si nos acercamos cada vez más a Él.

Por eso, pidamos al Señor que, como miembros del Cuerpo de Cristo, vayamos profundizando en nuestro «ser Iglesia» confiados en Dios, que en su Palabra, sale a nuestro encuentro cada día.

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