Siguiendo la estela inmaculista de la diócesis de Valencia y de toda nuestra tierra, D. Antonio Cañizares Llovera, Arzobispo de Valencia, realizó el pasado viernes, 4 de diciembre, la renovación del voto inmaculista a María. El prelado unió a la «Universidad de Valencia» (término que utilizó para referirse a todas las instituciones universitarias de la diócesis) y a toda la archidiócesis en esta promesa de fidelidad a Dios a través de María, su Madre, en su Inmaculada Concepción. Este voto se ha venido realizando en España desde el s. XVI, tres siglos antes de la publicación de la Innefabilis Deus, y es una muestra de veneración filial hacia María, quien fue preparada por Dios para ser la Madre de Jesús, Hijo de Dios vivo. Aunque en nuestra historia reciente este acto dejó de realizarse, el Arzobispo de Valencia ha tenido a bien volver a realizarlo, implicando particularmente a la comunidad universitaria, puesto que «para ser plenamente universidad, necesitamos estar dispuestos a acoger a María Inmaculada como modelo y ejemplo», como insistió D. Antonio. La Inmaculada Concepción de María es un hecho que nos recuerda que Dios no improvisa, sino que prepara su acción en la vida de las personas, y en María de manera singular, por ser aquella que llevó en su seno al Salvador del mundo.

Así, el acto realizado, se llevó a cabo con la asistencia de distintos miembros del ámbito universitario como rectores, capellanes, docentes y alumnos. Participó el rector de nuestra Universidad Cardenal Herrera, así como el rector de la Universidad Católica «San Vicente Mártir» de Valencia, junto a sus capellanes mayores y otros miembros de ambas instituciones universitarias vinculados a la tarea docente y pastoral.

Después de la escucha de la Palabra de Dios y de la homilía del Sr. Arzobispo, en la que animó a no perder de vista el arraigo en España de la veneración a María Inmaculada como instrumento de Dios que nos lleva hacia Cristo, D. Antonio prometió, e invitó a prometer junto a él, la veneración a la Inmaculada Concepción de María como medio para acogerse a su maternal intercesión, invocándola como «Mare dels Desamparats» y pidiéndole que nos acoja bajo su manto para que nos ayude a mantenernos santos e irreprochables ante Dios por el amor.

Finalmente, el prelado compartió sus sentimientos con los asistentes, afirmando estar emocionado de poder celebrar junto a todos los fieles este acto de amor a María, e invitando a unirse a él en los años venideros para repetir este acto y renovar esta promesa.

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