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PURGANTE, VOMIPURGATIVO DE LE-ROY

PURGANTE, VOMIPURGATIVO DE LE-ROY

LOUIS LE-ROY ( S. XVIII- XIX)
José María de Jaime Lorén (2010)


Datos biográficos
Al profesor José Luis Gómez Caamaño debemos los pocos datos que conocemos sobre la vida de Louis Leroy, quien siempre firmaba como Mr. Le-Roy. Se trata de un cirujano francés de complexión débil, que se sometió a los tratamientos que recomendaba el viejo cirujano de Nantes Mr.

Pelgas, quien a base de purgas curaba a sus enfermos. Siguiendo este tipo de tratamientos Le-Roy recuperó la salud, casándose poco tiempo después con la hija de su
benefactor.

Tras la muerte de Pelgas en 1804, se propuso publicar los trabajos, experiencias, métodos y medicamentos de su suegro, con vistas sobre todo a la comercialización de estos últimos. El sistema curativo se basaba en que el mismo enfermo o sus allegados podían diagnosticar la enfermedad y, mediante tanteos, llegar a las dosis necesarias de medicamentos; siempre los mismos para toda clase de dolencias.

Trasladó su residencia Le-Roy a París, donde empleó su sistema y registró como remedio secreto su medicamento, una especie de panacea universal que declaraba usar en cantidades menores de las que indicaba la fórmula real, todo ello para evitar el rechazo de las autoridades sanitarias francesas y, contando también, con la colaboración de algunos farmacéuticos.

Como quiera que sucedieran una serie de fracasos importantes, la Academia de Medicina de París decidió investigar el famoso remedio secreto. Así, en mayo de 1823, una vez comprobada la fórmula registrada los académicos no logran explicarse cómo con dosis tan pequeñas pueden producirse efectos tan desastrosos, por lo que sospechan la existencia de fórmulas dobles.

El resultado era que en la práctica los boticarios despachaban el medicamento compuesto con los ingredientes en dosis mucho más altas de lo que oficialmente reconocía la composición oficial. En estas investigaciones intervino el propio Buenaventura Mateo Orfila, entonces catedrático de la Facultad de Medicina de París. El escándalo explotó cuando todo un regimiento enfermó, y se demostró que había un curandero que administraba a escondidas a los soldados los célebres remedios de Mr. Le-Roy.

El carácter drástico de los mismos, se aprecia claramente por la sintomatología que producía según anotaba Orfila: “Poco después de tomado, provoca vómitos considerables, ansiedad profunda, pasmos en la región superior del vientre, sofocación con muy dolorosa depresión del pecho, desfallecimientos continuos, palidez de rostro y su descomposición, hasta el punto de reducirlo al estado que se conoce de cara hipocrática; muy pronto se declaran deposiciones de vientre, tan frecuentemente reiteradas, que hay trabajo en creerlo; arcadas continuas; dolores con frialdad de las extremidades inferiores; sensaciones repetidas de frío en la región del vientre y escalofrío general; el pulso se pone débil, concentrado, frecuente y muchas veces intermitente; cuyo estado se prolonga días consecutivos, y es felicidad conseguir que cese por los bien entendidos medios de una curación ilustrada”.

Mientras tanto, las autoridades de ciudades como Rennes y Metz actuando por su cuenta previenen a sus pueblos del uso de los remedios de Le-Roy con carteles murales. Por fin, la Academia de Medicina de París emitirá el dictamen siguiente: “Considerando que el Sr. Le-Roy ha presentado al gobierno una receta distinta de la que él emplea para la preparación de sus medicamentos.

Considerando que este remedio, en estado que se vende, es compuesto de drásticos violentos, elevados a dosis extremadas, cuyos funestos efectos se aumentan todavía dándole por excipiente el alcohol de 22 á 23 grados; como también repitiendo y prolongando su uso en exceso.- Considerando que los drásticos, administrados de este modo sin reserva y sin medida, ejercen sobre la economía una acción análoga a los venenos cáusticos.- Considerando, en fin, las víctimas sin número que tiene hechas el remedio de Le-Roy, las quejas y acusaciones que contra él han llegado de todos los puntos de Francia: Juzga la Academia que es urgente prohibir, en cuanto lo permita la legislación actual la venta y distribución de este supuesto específico”.

Los remedios de Mr. Le-Roy adquirieron tal fama, que sus libros se tradujeron a los principales idiomas, castellano incluido, para difundir y estimular sus ventas.

No obstante los libros de Le-Roy tuvieron una difusión extraordinaria sobre todo en Francia, Italia, España e Inglaterra, traduciéndose como vemos a numerosos idiomas, lo mismo que su “Medicina curativa o purgación dirigida contra la causa de las enfermedades” que tuvo varias ediciones en España y de la que conocemos la de Valencia de 1829. El mismo año y en la misma ciudad salía también sus “Casos prácticos entresacados de la medicina curativa, probada y justificada con hechos y de la Gaceta de los enfermos … con un apéndice de varias curaciones conseguidas en España”.

No se vio libre Le-Roy de controversias y de polémicas, como refleja esta obra española dedicada a combatir sus remedios Claro que la polémica traspasó también las fronteras, y en España salía también en 1829 en Madrid el opúsculo del médico de Alcalá de Henares Francisco del Gras titulado “Impugnación a la panacea moderna de M. Le-Roy”. Ese mismo año las autoridades sanitarias españolas iban a actuar en la misma línea de las francesas, promulgando una Real Orden que señalaba: “Se ha generalizado tanto lo que llaman medicina curativa de Mr. Le-Roy, que se administra indiscretamente por intrusos o personas que no han saludado siquiera la ciencia de curar, a toda clase de personas, sean de la edad, sexo, temperamento o país que quieran, padezcan la enfermedad que padecieren y encuéntrense en el estado y circunstancias en que se hallaren; que consistiendo estos remedios y método de uso en eméticos y purgantes violentos juntos o separados, bajo la sola dirección, o de uno que no sea facultativo, o de lo que expresa Le-Roy en su libro, han de resultar indispensablemente sucesos de la mayor trascendencia, como está sucediendo a cada paso … Para contener, pues, estos males a tenido a bien S.M., conforme a lo solicitado por la referida Junta Superior Gubernativa de Medicina y Cirugía, declarar absolutamente prohibida la preparación de los purgantes y vomitivo purgante de Dr. Le-Roy para todo el que no sea médico o licenciado en cirugía … que ningún farmacéutico pueda despacharlos, como está mandado para toda clase de medicamentos, sin expresa receta de profesor competente autorizado para usarlos”.

Aunque las disposiciones de las autoridades sanitarias francesas y españolas frenaron fuertemente la difusión de los específicos de Le-Roy, todavía en 1837 se publicó en Barcelona un librotraducido, en el que el editor Oliva se lamentaba en el prólogo de las injustas persecuciones que había sufrido Le-Roy “por envidiosos de su verdadero mérito”.

En el libro se hace un repaso completo a todos los remedios entonces más usados por los médicos, repudiándolos todos pues, en opinión de Le-Roy, se trata siempre de métodos paliativos, nunca curativos como los que él recomendaba. Describe a continuación el mecanismo de acción de las enfermedades, para finalmente describir sus remedios y la forma de prepararlos.

Purgante de Le-Roy
Podía presentarse hasta en cuatro grados, siendo la composición del primero la siguiente según el “Formulario universal” del profesor de medicina y cirugía Francisco Álvarez Alcalá:

  •  Escamonea de Alepo, 1’5 onzas
  •  Raíz de turbit, 6 dracmas
  •  Jalapa, 6 onzas
  •  Aguardiente de 20º, 16 libras (de 16 onzas)

Se infunden las sustancias reducidas a polvo durante doce
horas en un baño maría a 20º de temperatura. Se cuela todo
y se añade el siguiente jarabe:

  •  Sen de Palta, 6 onzas
  •  Agua hirviendo, 24 onzas

Se infunde durante cinco horas, se exprime, se cuela y se añaden cuatro libras de azúcar terciada formando el jarabe. Esta tintura puede representarse aproximadamente de la siguiente forma:

  •  Tintura de escamonea, 1 onza
  •  Tintura de turbit, 0’5onzas
  •  Tintura de jalapa, 4 dracmas
  •  Jarabe de sen, 2’5 onzas

Para el segundo grado de purgante, Le-Roy da las siguientes cantidades de idénticos ingredientes:

  •  Escamonea de Alepo, 2 onzas
  •  Raíz de turbit, 1 onza
  •  Jalapa, 8 onzas
  •  Aguardiente de 20º, 12 libras

Se practica como en el grado primero, añadiendo luego el jarabe compuesto de:
– Sen de Palta, 8 onzas
– Agua hirviendo, 2 libras

Se pone la infusión como en el caso anterior y se añaden dos libras y media de azúcar moreno. Todavía estaban los grados tres y cuatro, que son, respectivamente, dobles cantidades de productos que los del primer y segundo grado, como todos disueltos en las mismas doce libras de aguardiente, si bien en el grado tercero el aguardiente es de 21º y de 22º en el cuarto.

Pero como los libros van también dirigidos a públicos profanos, explica pormenorizadamente la forma de componer el medicamento de forma más sencilla. Termina el texto con una nota final y la dosis que recomendaba, que venía a ser de dos a cuatro cucharadas al día.

Se trata de un remedio drástico que debía usarse en los casos en que estaban indicados por los médicos. El uso abusivo de drásticos por ignorantes y curanderos, reconoce, ha causado en el caso de los medicamentos de Le-Roy numerosas víctimas por su imprudente administración, lo que ha hecho caer en descrédito a la fórmula.

En 1854 se anunciaba en “El Diario Español” para venderlo al por mayor en la Exposición extranjera, y al por menor en diversos establecimientos de Madrid y Sevilla. Se advertía de las falsificaciones que corrían en el mercado.

Vomipurgativo de Le-Roy
Presenta la siguiente composición:

  •  Sen de Palta, 4 onzas
  •  Vino blanco de buena calidad, 4 libras

La infusión fría se dejará por espacio de tres días removiendo de vez en cuando la mezcla, se cuela y se exprime de forma que quede al final una cantidad similar a la empleada de vino. A cada libra de preparado se añadirá una dracma de tartrato antimonial de potasa o emético. Se cuela y queda ya dispuesto para ser usado.

Bibliografía

ÁLVAREZ ALCALÁ, F. (1841): Formulario universal, 3. Madrid.

ARTEAGA, Á. (2003): Turbino. Palabraria. Visitar  Web Palabraria. Consuta 18 de julio de 2010.

GÓMEZ CAAMAÑO, J.L. (1959): Los remedios de Mr.Le-Roy. Boletín de la Sociedad Española de Historia de la  Farmacia, 37, 1-8. Madrid.

José María de Jaime Lorén
Universidad Cardenal Herrera-CEU (Moncada, Valencia)
(Julio, 2010)