El-papa-Francisco-a-su-llegada_54420211605_53389389549_600_396En el Parlamente Europeo, el Papa Francisco quiso enviar a todos los ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento, por el bien de toda la humanidad y fue recibido con grandes aplausos en la sesión solemne del Parlamento Europeo. Fue un mensaje de esperanza basado en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa – junto a todo el mundo – está atravesando. Esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien y la muerte en vida.

En el Parlamente el Papa Francisco preguntó a los miembros del Parlamento Europeo ¿Cómo devolver la esperanza al futuro? Y sobre esta pregunta, crucial para el destino de un continente herido por la crisis y replegado en sí mismo bajo el peso del miedo y del pesimismo, pronunció un discurso lúcido e incisivo, capaz de indicar perspectivas nuevas a una tierra cuya historia —recordó— «en gran parte debe ser todavía escrita».

Además para responder a esta pregunta, el Papa Francisco recordó uno célebre fresco de Rafael, que se encuentra en el Vaticano imagen que describe bien a Europa en su historia hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios, que ha caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas.

Y destaco que “El futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre estos dos elementos. Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente la propia alma y también aquel «espíritu humanista» que, sin embargo, ama y defiendefranparla2

Una trascendencia, que es contraria al olvido de Dios, y mucho más a la persecución a la religión: «No podemos olvidar aquí las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo. Comunidades y personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos».

El Papa invocó en un principio repitiendo varias veces en su pontificado, como es el de la unidad en la diversidad, recordando que Europa es una familia de pueblos, al tiempo que alentó a «tomar conciencia de su historia y de sus raíces». El Pontífice, al tiempo que exaltó los principios de solidaridad y subsidiariedad, invitó a evitar «maneras globalizantes» de diluir la realidad: «los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los fundamentalismos a-históricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría».

Además de todo esto, el Papa Francisco también habló  de la importancia de la familia; de las instituciones educativas; de la necesidad de una sana ecología, incluyendo una «ecología humana», hecha del respeto de la persona; e invitó a un profundo afrontamiento de la «cuestión migratoria» teniendo siempre en cuenta la «dignidad humana de los inmigrantes».

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