EIII ADVIENTOste tercer domingo de adviento se suele encender la vela rosada de la Corona de Adviento porque se preanuncia ya la alegría mesiánica de que está cada vez más cerca el día de la venida del Señor.

Esa venida hay que “celebrarla con alegría desbordante” y por eso nos estamos preparando un vestido de gala y un manto de triunfo.

Tenemos ya menos días para buscar dentro de nosotros nuestra identidad, nuestro ser, el nombre que Dios nos ha dado. Menos tiempo para presentarnos ante él con una de esas alegrías que desbordan el corazón y le dan un calor y una luminosidad especial

Tenemos que ir preparado el camino, porque en nada llegara el momento de vestirse para el encuentro, para sacarse las caretas de la mentira y de la opresión, para preparar el banquete.

Por eso pidamos al Espíritu, que no se apague, que no permita que nosotros lo apaguemos, para que así cumplamos todo lo que el Señor quiere de nosotros. Así que abramos nuestro corazón, que muchas veces está en tinieblas, a la luz admirable de su amor.

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