El segundo domingo de mayo, todos los valencianos tienen una cita con «La Geperudeta», a quien dedican toda clase de honores y tributos. La Mare de Deu dels Desamparats tiene una larga historia que pasa de generación en generación, de padres a hijos.

La Virgen de los Desamparados, La Geperudeta (así llamada por la posición de la cabeza mirando hacia abajo), además de ser la Patrona de la ciudad de Valencia, fue coronada canónicamente en 1923 en presencia de los reyes de España y diversas autoridades eclesiásticas.

Toda esa historia, tiene su continuación cada segundo domingo de mayo (aunque el día oficial fuese el 8 de mayo). La Missa de Descoberta, Missa d’Infants, Traslado y Procesión son los momentos más esperados por miles y miles de fieles. Pero sin duda es el traslado el momento en el que los valencianos expresan de manera más espontánea su devoción.

En los umbrales del s. XXI, Valencia retoma sus más enraizadas costumbres el día de la Virgen de los Desamparados. La modernidad, la vanguardia y el agitado ritmo de una ciudad cosmopolita que mira de forma desafiante hacia el futuro, hace un sitio a la tradición, la devoción y el carisma de un pueblo que exhibe orgulloso sus raíces.

Llama la atención como en la noche anterior al 2º domingo de mayo, el popular barrio del Carmen es escenario tanto de la vigilia de aquellos que acuden a los actos en honor de la Patrona como de la vida nocturna típica de los locales de ocio. Ejemplo claro de cómo Valencia avanza imparable hacia delante sin olvidar sus orígenes.

Historia, leyenda y Curiosidades

El origen de la actual devoción por la Patrona de Valencia, fue el sermón que Fray Juan Gilabert Jofré (coetáneo y amigo de San Vicente Ferrer) pronunció en la Catedral el 24 de febrero de 1409. Mientras se dirigía a la Catedral, vio como unos muchachos se burlaban de un demente. En su sermón, el Padre llamó a los feligreses a tomar medidas a favor de los pobres enfermos abandonados.

Su petición fue escuchada por Lorenzo Salmón, un mercader que enseguida puso en marcha el proyecto que llevó a la construcción del «Hospital dels ignocens. Folls e Orats». Según la descripción de los servicios que en él se prestaban, nos lleva a decir que fue el primer hospital psiquiátrico del mundo.

Pero más curiosa es la leyenda de los autores de la imagen que hoy veneramos. Dícese que en 1414 llegaron tres jóvenes, vestidos de peregrinos, a la cofradía que mantenía el hospital. El cofrade que vivía en la casa, tenía una mujer tullida y ciega. Al recibirles, le dijeron que en 4 días le podían construir una imagen de la Virgen si les daban un lugar dónde hacerlo y comida.

Pasados los cuatro días, y no oyéndose ningún ruido, forzaron la puerta y encontraron la imagen de la Virgen María. Los peregrinos no estaban por ningún lado, así que pensaron que se trataban de ángeles. Además la mujer del cofrade recuperó la vista. Dicha imagen jamás pudieron copiarla con perfección los Ribaltas, Orrente, Zariñena y Espinosa, quienes reconocieron en Ella, «alguna cosa sobrenatural».

Por eso su estatura es de más de siete palmos. El rostro hermosísimo y atractivo, manifiesta más lo compasivo, y acostumbra a variar sus colores, según los sucesos, significando que nos asiste y acompaña en nuestras aflicciones. En la una mano se ve la azucena y en la otra a su Unigénito Hijo. El Niño está con la cruz al hombro. Tiene inclinada la cabeza, como llamando a todos, benigna y afable. Las cejas son arcos, no de indignación para castigarnos, sino iris para defendernos. Sus ojos nos miran con afabilísimo agrado, como dulcísima Madre de misericordia. A sus pies se miran arrodillados los inocentes para indicarnos su perpetua protección a la inocencia. Con su manto extendido, que la cubre, desea acogernos bajo su misteriosa sombra -que raras veces llega al umbral de su capilla el ruego, que no logre su apetecido alivio-. Ciñe su cabeza riquísima corona, porque es Reina soberana que rige con amor maternal a sus innumerables hijos.

Finalmente y como curiosidad añadida, diremos que la Virgen de los Desamparados es la única que cuenta con un vehículo propio, fabricado exclusivamente para la Geperudeta. La matrícula del «mare mòbil», V-0075-GP, nos recuerda el 75 aniversario de su coronación y las iniciales GP su nombre familiar.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí