Hasta siempre

Con las Navidades no celebramos exclusivamente el nacimiento de Jesús, también escribimos un último capítulo, las historias finales de un libro y las anécdotas de los últimos días de un año que pronto acabará. Son días de reflexión, en los que hacemos balance de todo lo que ha sucedido durante estos 12 meses.

2018, para todos, ha sido importante. Cada persona sabe, al finalizar un año y minutos antes de comerse las doce uvas de la suerte, qué cosas han sido más relevantes durante estos 365 días. Cosas buenas y también malas. Para algunos habrá sido el principio de una aventura o el final de la misma. Otros se habrán visto sorprendidos por las vueltas que da la vida y se toparon con la suerte, o tal vez de tanto intentarlo, finalmente lo consiguieron. Hay quien durante este año habrá obtenido uno de los mejores títulos en su vida, y no precisamente de parte de las universidades o centros de formación. Estamos hablando de quien se ha convertido en padre, madre, abuelo, abuela, hermano, hermana, tío o tía y, por supuesto, en hijo o en hija, como hizo Jesús hace unos días.

No nos engañemos, seguramente este 2018 también ha sido un año lleno de guerras, conflictos y penurias en muchos países, lugares que ni imaginamos y familias que han tenido que vivir algún episodio desagradable. Tal vez, algunas enfermedades hayan llamado a la puerta de algunos hogares y han decidido entrar sin pedir permiso. Desgraciadamente, estas cosas no avisan pero sí que están y debemos de intentar asumirlo.

Un año en el que igual que unos han venido, otros han decidido marcharse y hemos perdido a seres queridos, más o menos cercanos, pero ya no están físicamente junto con nosotros. ¿Duro, verdad? Igualmente debemos de dar gracias cada día, aunque sea el peor de todos, aunque nos hayan arrebatado lo que más queríamos. Jesús siempre está con nosotros, en lo bueno y lo malo.

Muchas veces vivimos anclados en los malos ratos y en situaciones que nos inquietan, pero a la vuelta de la esquina tenemos la oportunidad de escribir una nueva historia, empezar a escribir las primeras líneas de un nuevo año. Debemos de disfrutar de lo bueno y aprender de lo malo, tenemos que saber hasta dónde somos capaces de llegar.

 

Gracias 2018 por brindarnos la oportunidad de experimentar y vivir situaciones nuevas y seguir apostando por lo que nos hace sentir bien. Jesús nos da la mano para cerrar el último capítulo de este libro y nos abre el camino hacia un nuevo viaje, el 2019.

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