El XV Congreso Católico y vida pública – celebrado en la Universidad CEU San Pablo, de Madrid del 15 al 17 de noviembre- nacía de una inquietud compartida por muchos españoles, «preocupados por la situación que atraviesa España».

Las raíces de la crisis194_dios_salvame_de_la_crisis

El primer objetivo, de toda la política en este momento es superar la crisis económica, sin referencia ética alguna, el Congreso quiso poner el acento en las raíces y efectos morales de semejante crisis. Y, en consonancia con esta visión más profunda de la realidad, propugna una política que esté guiada por una verdadera antropología integral, al servicio del bien común.

En el Congreso se hizo eco de la necesidad amplia y hondamente sentida por todos de «revitalizar la sociedad mediante una profunda regeneración intelectual y moral», que ha de llevarse a cabo «en los más diversos campos de la actividad, y de modo muy especial en las mismas estructuras políticas institucionales a todos  los niveles». Una regeneración que supone el compromiso con la verdad en todas las instancias y particularmente en los medio de comunicación.

Familia, educación y cultura.

 El Congreso también dedicó una especial atención a la familia, así como a la educación y a lafamilia_feliz_1 cultura; y defendió la dignidad de la persona y el derecho de cada una a su vida, desde el nacimiento hasta la muerte natural.

No podemos esperar

También se ha demostrado que los católicos no podemos dejar de ofrecer nuestra razón más profunda para la esperanza que es precisamente esa sólida esperanza que, sustentada en la fe y alimentada por la caridad, el amor, tenemos en nuestro ser cristiano.

El futuro está en  los jóvenes

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Las circunstancias ante las que tantos pueden sentirse desalentados, son desde la perspectiva cristiana siempre joven, una tarea, una misión, un proyecto, un empeño, una aventura subyugante; ya que ellos son quienes no pierden el tiempo en añorar el pasado o en llorar sobre el presente sino que, llenos de impulso, se enfrentan con gozo a todo el mundo al que podemos y debemos ofrecer la gran esperanza verdaderamente fiable que es Cristo mismo.

A esto llamados. Hoy: en este Año de la Fe

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