En la Basílica, dos centenares de ellos se ofrecen para ser “misioneros de la fe”.
La Basílica de la Virgen, se llenó el sábado por la noche de varios cientos de jóvenes sentados en el suelo y de otros ocupando el presbiterio y los accesos al templo para participar en la Vigilia de la Inmaculada, que coincidía con la que se celebra en la Basílica los primeros viernes de cada mes.
El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, que presidió la celebración, propuso a los jóvenes el modelo de la Virgen María que era “toda de Dios y toda de los hombres”. A partir de su ejemplo, se dirigió a los participantes para indicarles que “os quiero invitar como jóvenes que sois, a tener el arresto de salir a esta historia sirviendo a los hombres pero, al mismo tiempo, llenos de Dios, porque es la única manera de servirles de verdad en autenticidad, de entregarles no mis ideas, mis proyectos o mis egoísmos, o ilusiones, sino el proyecto de Dios la cercanía real de Dios presente en la Eucaristía y la capacidad que nos da para reconocernos como hermanos e hijos de Dios”.
Monseñor Osoro, que estuvo acompañado por su obispo auxiliar, monseñor Enrique Benavent, aseguró también que “de la mano de María podemos construir un mundo nuevo haciendo surgir un nuevo modo de vivir y de relacionarnos los unos con los otros”.
Al término de la vigilia, el prelado bendijo e impuso la cruz de “misionero de la fe” a más de un centenar de participantes en la vigilia, de entre 16 y 35 años, que se presentaron voluntarios para asumir libremente el compromiso propuesto por el arzobispo de “anunciar una vez al mes de Cristo, allá donde estéis, en el trabajo, en la universidad, a alguien que no conoce a Cristo o que no es creyente”. (AVAN/Fotos: A.Sáiz)