Éline Trambelland: una veterinaria CEU en Suiza

Éline Trambelland es francesa, estudió en España en el período 2013-18 y acabó trabajando como veterinaria en Suiza. Un itinerario bastante habitual para nuestros graduados internacionales que, ya como alumni CEU, acaban ejerciendo su profesión en todos los rincones del mundo.

Desde el despacho en el que dirige la clínica en la que actualmente desarrolla su profesión, la Dra. Trambelland ha vuelto virtualmente a nuestra universidad para compartir su experiencia con algunos pre-universitarios franceses. Con ellos ha podido intercambiar opiniones, compartir su experiencia y dar algunos tips sobre empleabilidad en Francia y Suiza. Pero nosotros queríamos saber más de ella…

Éline, muchos profesionales recién graduados nos hablan de la importancia de crear una red de contactos. Tú fuiste delegada de facultad mientras estudiabas con nosotros: ¿qué iniciativas tomaste durante ese período?

¡Ser delegada fue una de las mejores experiencia que viví en la universidad! Ser delegado/a implica muchas responsabilidades pero te permite al mismo tiempo descubrir la universidad, conocer a otras personas de grupos y cursos diferentes, y también desarrollar competencias. Fui delegada de los estudiantes de quinto curso y también delegada general de la facultad; estas responsabilidades me permitieron desarrollar mi capacidad de liderazgo, trabajo en equipo y algo tan importante como la empatía y la paciencia.

Durante este período, organicé con la ayuda de la facultad el Día de Veterinaria con un concurso de talento de animales, que estuvo abierto a todos los estudiantes de la facultad. Ese día fue un auténtico éxito y espero que continúe celebrándose.

Animo a los estudiantes a participar u organizar eventos con la universidad, ya que pone muchos recursos a su disposición para mejorar su experiencia y favorecer su integración. Por ejemplo, si les gusta mucho el ciclismo pueden sin problemas abrir un club de ciclismo, participar en competiciones, etc. Y lo mismo si les atrae la lectura, el cine, o los animales marinos, por ejemplo.

En la universidad, ¡los estudiantes tenemos una suerte increíble! Cuando tenemos una buena idea y la voluntad de llevarla a cabo, se nos ofrecen ayudas a nivel administrativo, financiero, de materiales…

En realidad, la vida universitaria es ir a clase pero hay otros muchos planes fuera de las aulas, ¿podrías decirnos alguna de las actividades en las que participaste en tus años de estudiante?

Durante la carrera participé en diferentes conferencias sobre animales exóticos, sobre el bienestar de los animales. Fueron muchas las ponencias a las que asistí, y me aportaron conocimientos y contactos de personas a las que nos unía el interés por las mismas áreas de la Veterinaria.

Éline, junto a varios de sus compañeros de Veterinaria en su etapa universitaria
Llegaste a España sin hablar prácticamente español, tuviste una experiencia un poco extraña con una vecina al poco tiempo de instalarte aquí (afortunadamente, luego se convirtió en una buena amiga)… ¿Cómo describirías esos primeros meses de adaptación a nueva ciudad, un nuevo entorno, una cultura similar pero diferente a la tuya?

Los primeros meses fueron bastante fáciles, la verdad, ya que a lo largo de la semana de bienvenida conocí a varias chicas que acabaron por convertirse en mis mejores amigas, e incluso alguna ha llegado a ser compañera de trabajo.

Soy una persona que se adapta fácilmente, así que enseguida busqué dónde podía correr, dónde podía salir, qué se podía ver y hacer en Valencia: ¡la vida en España es tan dulce que sólo puedes esperar pasarlo bien!

Desde mi experiencia, no recuerdo a ningún estudiante internacional que viniera España y luego quisiera irse. Las únicas personas que se fueron lo hicieron porque no dedicaron suficiente esfuerzo a los estudios, o bien porque se dieron cuenta de que se habían equivocado de carrera.

¿Podrías contarnos algo que aprendiste en nuestra universidad y que ahora aplicas día a día en tu profesión como veterinaria en Suiza?

Mi experiencia como delegada fue realmente un regalo: pude organizar eventos, gestionar problemas y aprender lo que es la gestión de un puesto con responsabilidad. Lo aprecio muchísimo, ya que actualmente soy yo la que está al frente de la clínica en la que trabajo. Con apenas 27 años y esa experiencia como delegada, cuento con esas herramientas necesarias para gestionar grandes responsabilidades y personal.

Gracias a esa experiencia tengo más confianza en mí misma y sé que cada problema tiene una solución; tan sólo tienes que buscarla.

Veterinaria, una de esas profesiones 100% vocacionales

¿Cómo podrías convencer a una persona que está a punto de entrar en la Facultad de Veterinaria de que siga su vocación?

¡FIRMA! Ser veterinario es más que una profesión. Es una vocación, y generalmente las personas que quieren serlo lo saben desde pequeños.

Sólo puedo pensar en las ventajas de estudiar en Valencia; vais a vivir en España rodeados de playa, montañas, deporte, buen tiempo, precios bajos comparados a los precios en Francia… Además, va a ser una buena oportunidad para aprender un nuevo idioma, descubrir una nueva cultura, ¡conocer las Fallas! Y además, la universidad está muy implicada en la vida social, da oportunidades profesionales a los estudiantes y sostiene sus proyectos.

Y, si tienes la moral un poco baja, ¡el aeropuerto está a tan sólo 15 minutos en coche ó 45 en metro!

Para mí, la verdadera pregunta es «¿cómo no firmar?» Si queréis realmente ser veterinarios tenéis una oportunidad increíble y además, todo está pensado para que tengáis éxito: conozco casos de estudiantes que tuvieron la oportunidad de elegir entre una facultad veterinaria en Francia y aquí en España, y acabaron decantándose por la española.

¿Qué te queda por hacer en tu profesión como veterinaria en Suiza?, ¿tienes en mente realizar alguna especialización o dar un nuevo giro a tu carrera?

Desde pequeña quise ser veterinaria y sobre todo cirujana. Por ello pensé en hacer un internado, que es una extraordinaria pero muy complicada experiencia, y después realizar una residencia.

Al final de mi internado, había perdido ya la motivación para hacer una residencia. Hay que saber que, para poder especializarte, hay que pasar una residencia de tres años dedicados a la investigación científica, un trabajo muy intensivo y al estudio de libros especializados. Necesitas una motivación y un compromiso personal muy importantes.

Finalmente, he obtenido mi máster en cirugía y creo que es suficiente para mí. Me gusta mucho ser polivalente: poder hacer ecografías abdominales, cirugía, medicina interna, oncología, alguna incursión en animales exóticos, etc. Actualmente estoy realizando formaciones en ecografía y aprendo todos los días de los diferentes casos clínicos con los que me encuentro.

Mantengo, eso sí, una actitud abierta ya que cuando acabamos los estudios creemos saber exactamente a qué nos queremos dedicar, pero luego la realidad de la profesión hace que todo siga una evolución diferente. En mi entorno más cercano, por ejemplo, éramos tres las que quisimos hacer una residencia y especializarnos en cirugía: al final, yo hice mi máster y trabajo como veterinaria en Suiza, una de mis amigas se encaminó hacia la medicina interna y la otra está preparando un examen para ser veterinaria en matadero.

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