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DIGITALINA NATIVELLE

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DIGITALINA NATIVELLE

CLAUDE-ADOLPHE NATIVELLE
José María de Jaime Lorén (2004)

Planta cuyas virtudes medicinales pasaron desapercibidas para los clásicos grecolatinos, la Digital, Digitalis purpurea L, fue descrita por vez primera aunque de forma algo confusa por Leonard Fuchs en sus Commentaires très excellens de l’hystoire des plantes … (París, 1549). Todavía hubo que esperar hasta que William Withering recomendó sus decocciones para tratar la hidropesía, advirtiendo de paso sus propiedades cardiotónicas, aunque sin llegar a establecer ninguna conclusión definitiva en An account of Floxglove (Birmingham, 1785). Durante la primera mitad del siglo XIX Orfila se dedicó a estudiar las conocidas propiedades venenosas de la digital, y a partir de 1850 comenzó a usarse ampliamente como diurético, antiasmático y cardiotónico.

Farmacéutico de oficina al público, Claudio Adolfo Nativelle fue el primero en separar el principio activo de la digital y de obtener Digitalina cristalizada. De carácter ciertamente temperamental, no dudó en polemizar públicamente con colegas y autoridades cuando estimaba que sus estudios se veían postergados por otros menos valiosos. Hombre de modestísimos orígenes y hecho a sí mismo a base de estudio y de perseverancia, estas disputas científicas unidas a su adusta personalidad le llevaron a trabajar siempre en solitario de forma tenaz y laboriosa en el laboratorio de su modesta botica parisina.

Sus indudables méritos apenas fueron destacados tras su muerte, en parte debido a los grandes enemigos que se granjeó durante toda su vida. Por eso desde aquí queremos evocar el recuerdo de este farmacéutico de oficina, como homenaje a su memoria y en agradecimiento a lo que la humanidad le debe por el tratamiento y prevención de dolencias de la gravedad del infarto de miocardio y de la insuficiencia cardíaca.

Datos Biográficos
Hijo de un modesto carnicero y de una vendedora de flores y de hierbas finas, en la capital de Francia nació el 25 de junio de 1812. La temprana muerte de su progenitor cuando Claudio Adolfo apenas contaba nueve años de edad, le obligó a abandonar la escuela para ayudar a su madre a recoger plantas en las afueras de París y a repartirlas a los clientes. Este madrugador contacto con el mundo de las plantas, unido a las lecturas de la obra de Rousseau Lettres sur la botanique , le permitió formar ya en su infancia un pequeño herbario.

Un día mientras entregaba plantas de su madre a un droguero, le llamó la atención cierta especie que éste exhibía procedente de los Vosgos. Se trataba de la digital, ya usada entonces para dolencias del corazón. Andando los años esta misma planta iba a constituir el núcleo de sus investigaciones, en parte debido a la súbita muerte de su madre como consecuencia de una crisis cardíaca.

Con sólo 15 años quedó definitivamente huérfano entrando a trabajar sucesivamente en una sombrería, en una fábrica de cepillos y en una farmacia, de la que pronto pasó a otra con el firme propósito de culminar la carrera en la Escuela de Farmacia, para lo que se precisaban entonces nada menos que ocho años de prácticas antes de poder acceder al examen.

Esta circunstancia de verse privado tan tempranamente del cariño paternal y la necesidad de compatibilizar estudio y trabajo en plena juventud, puede que explique al menos en parte su tendencia al aislamiento, a denunciar los abusos e injusticias y a participar en algunas algadas juveniles.

En efecto, sin dinero, mal alimentado, mezclado en el proceso revolucionario de 1830 y con un carácter que se advierte difícil, pasó en blanco muchas noches de intenso estudio, fruto de las cuales fue la presentación de su primera comunicación científica sobre un nuevo método de preparar el sulfato de quinina, con el consiguiente enfado del titular de la botica en la que trabajaba. Hay que reconocer de todas formas, que no debía ser fácil tener empleado sin título a un investigador de la talla de Nativelle, lo que le obligó a pasar por sucesivas farmacias. De todas formas prosiguió con sus estudios, aislando la Conicina del Cardo Santo y presentanto otras dos comunicaciones sobre la quina a la Academia de Medicina. Por fin, en 1841 obtuvo el diploma de farmacéutico con una tesis sobre la preparación de la resina de jalapa.

Atraído por los remedios americanos, enterado de que se preparaba una expedición científica para el estudio y recolección de quina logró embarcarse en la misma. La expedición llegó a Cartagena de Indias en 1843 para internarse a continuación en la selva colombiana, pero diferencias con sus compañeros de viaje le llevaron a regresar solo a París abandonando todo interés por la quina. A partir de entonces va centrarse en la digital, aquella planta que había llamado ya su atención en la niñez.

Digitalina Nativelle
Lo mismo que al resto de los farmacéuticos de la época, el descubrimiento de los primeros alcaloides llamó poderosamente su atención, pues desde 1835 la Sociedad de Farmacia de Francia había convocado un concurso de investigaciones sobre el principio activo de la digital. Reiterada la convocatoria en 1844, atendiendo al nuevo llamamiento Nativelle encaminó sus investigaciones en esta dirección haciendo actuar numerosos reactivos sobre diversas muestras de digital. Mediante adición de sulfato amónico a soluciones extractivas sin alcohol, aisló una substancia neutra alterable por los ácidos, pero que difícilmente podía ser el alcaloide buscado.

Con el resultado de sus experiencias redactó la correspondiente memoria dirigida a la Sociedad convocante del certamen que, sin embargo, consideró merecedora del premio a la Digitalina amorfa presentada por el doctor Homolle. Consciente del valor de su trabajo … e irritado por el éxito comercial de los preparados de su adversario científico que, clínica y farmacológicamente, sabía menos eficaces que los suyos, elevó las correspondientes protestas en carta que luego imprimió y difundió por París, denunciando el entendimiento entre el premiado y el farmacéutico Quevenne que formaba parte del jurado y que a su vez había investigado junto a Homolle esta Digitalina amorfa, con el escándalo consiguiente.
Sin familia y con apenas unos pocos amigos, con su tenacidad característica lejos de desfallecer redobló sus investigaciones sobre la digital, arrendó una farmacia en el barrio del Marais montando un nuevo laboratorio en las inmediaciones del hospital Ricord. Por fin obtuvo de la digital tres fracciones distintas conocidas desde entonces con los nombres siguientes: Digitalina cristalizada o Digitalina Nativelle, altamente activa; Digitaleína Nativelle, menos activa, y una tercera fracción sin principio activo conocida como Digitina Nativelle, Digitalina pasiva o sustancia cristalizada inerte.

Pero nuestro boticario no había olvidado su enfrentamiento a Homolle ni su resentimiento con la Sociedad de Farmacia, y en 1869 lanzó el desafío de publicar con todo detalle en el Journal de Pharmacie et de Chimie el método de obtención de su Digitalina Nativelle. Todavía el año siguiente remitió a la Academia de Medicina que seguía empeñada en obtener el principio activo de la digital, una nueva memoria de sus trabajos acompañada con agujas cristalizadas del producto obtenido. En esta ocasión vió culminado su objetivo al obtener el Premio Orfila, que le fue concedido en 1872 “por su solución al problema de la digital”. La Farmacopea Francesa había logrado así un nuevo medicamento de indiscutible utilidad.
Hoy sabemos que Nativelle había aislado la Digitoxina, el primer glucósido alcalino de la digital, casi en estado puro, pues es conocida la dificultad de separar entre el 5 y el 30 % de Gitoxina que siempre acompaña a la Digitoxina. De hecho la Farmacopea Americana admitía hasta un 10 % de Gitoxina como impureza.

Murió Claudio Adolfo Nativelle el 25 de marzo de 1889 a los 77 años de edad. Resulta curioso que la única distinción honorífica que recibió en su vida lleve el nombre del célebre toxicólogo menorquín Buenaventura Mateo Orfila. Tan sólo el Année Scientifique dedicó a su muerte una breve nota necrológica. Menos mal que en 1937 Albéric Cahuet publicó una extensa biografía reeditada hace unos años, y ya en 1948 la Facultad de Farmacia de París reconoció sus méritos en el hallazgo de la Digitalina colocando una placa de bronce en su memoria.

Hace ya tiempo que cayeron en desuso los glucósidos naturales derivados de la digital a la hora de tratar la mayor parte de las afecciones cardíacas, al ser sustituidos mayoritariamente por los bloqueadores Beta puramente químicos. De todas formas todavía en ciertos casos se aconseja recurrir a la variada gama de los glucósidos digitálicos, aprovechando por ejemplo en unos casos el efecto retardado de la Digitoxina, en otros la acción rápida o de duración media del Lanatósido C o la Digoxina y en ocasiones el efecto instantáneo. Pero debemos reconocer que disponemos de tan amplia gama de medicamentos usados en la prevención y tratamiento de los infartos de miocardio y en la insufiencia cardíaca, merced a la tenacidad y sabiduría de un modesto boticario parisino que alternó sus trabajos en el laboratorio con los de su oficina de farmacia.

Bibliografía

BLAS, L. (1947): Biografías y descubrimientos químicos. Resumen biográfico de los autores y figuras más destacadas de la Química desde el siglo I al XIX, agrupadas por orden cronológico, con un apéndice sobre la Historia del descubrimiento de los elementos químicos . Ed. Aguilar, Madrid, 476 p.

BOUSSEL, P.; BONNEMAIN, H.; BOVÉ, F. (1982): Historia de la Farmacia . 2ª ed. 1984, Esplugas de Llobregat (Barcelona), Condor, 273 p.

CAHUET, A. (1937): Claude-Adolphe Nativelle, 1812 – 1899. Histoire d’une vie dans l’histoire d’une epoque . Draegger, 126 p., 8º

FOLCH JOU, G. (Dir.) (1986): Historia General de la Farmacia . Madrid, Sol, 2 vols., 840 p.

 

José María de Jaime Lorén (2004)